El 16 de noviembre de 1999 en el Sanatorio Santo Tomás de Córdoba Capital, Ana Vega sufre un problema de tensión muy fuerte durante su parto. Las consecuencias fueron dolorosas. Ella falleció, pero regaló al mundo una vida. Nació Octavio, su octavo hijo varón. Hipoxia Perinatal, fue el diagnostico primario que lo llevó a pasar los primeros días en incubadora.
La situación emocional más las condiciones económicas de Raúl Quialvo, su padre, no eran favorables y por eso el gesto de Marta, su hermana, junto a Luis su cuñado, iba a marcar un antes y un después. Sus tíos lo recibieron con 23 días y con todo un difícil desafío por delante: regalarle una vida con mucho afecto, paciencia y dedicación.
Un nuevo diagnóstico, el funcional detallaba una Hemiparesia doble con predominio derecho y dificultad en el lenguaje. Su columna, su brazo, su pierna y su tendón de Aquiles necesitarían rehabilitación de por vida. Sus dificultades para caminar y hablar nunca fueron un obstáculo para una persona con un corazón enorme.
En 2005 se mudó a Carlos Paz. Cinco años después sufrió otra gran pérdida. Su madre adoptiva enfermó y murió. La vida parecía serle demasiado cruel a “Octa”.
Con adaptación curricular, superó la Primaria y se encuentra recursando tercer año de la Secundaria. De chico practicó tenis, natación, fútbol y judo. A fines del 2015 en el colegio conoció a “Joaco” y Valentino, ellos le hablaron del rugby y se enamoró por primera vez en su vida.
Aprendió de la disciplina, de jugar con hermanos, de respetar al rival, de no darse por vencido ni aún vencido y de ir siempre para delante, algo que él ya sabía muy bien.
Los que lo conocen dicen que es educado, aunque reniega de los límites, propio de los adolescentes de estos tiempos. Aquellos que lo han visto entrenar con el Lago San Roque como postal reconocen que no falta nunca, escucha y aprende.
En charlas íntimas admite haber sufrido situaciones discriminatorias y hasta ha contado noches de llanto. Los dolores articulares y musculares suelen ser como puñales letales de los que siempre sale fortalecido.
Sin lástima ni pena y con mucha admiración a sus compañeros de club con solo mirarlo los ha hecho pensar y hasta emocionar. Quiere ser Profesor de Educación Física y sueña con jugar en Los Pumas.
Al rugby lo juegan el gordo, el flaco, el rubio, el morocho, el alto, el petizo y lo juega Octavio, el nuevo tryman de Carlos Paz RC.
Gentileza – Carlos Paz R.C
En la página de Espartanos, la ONG que revolucionó las cárceles utilizando al rugby como herramienta de educación e inserción social para los presos, hay un video corto...
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