Es posible que nada vuelva a ser igual. Que a partir de esta semana se haya marcado un antes y un después en el deporte más popular de Estados Unidos.
El fútbol americano seguirá jugándose, pero a partir de ahora se hará sabiendo que incluso la NFL admite que el juego representa un riesgo para la salud.
Jeff Miller, vicepresidente de la liga profesional de Estados Unidos para la salud y seguridad, aceptó el pasado lunes ante el Comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes que hay un vínculo entre las conmociones cerebrales que sufren los jugadores de fútbol americano y la encefalopatía traumática crónica (CET, por sus siglas de inglés), una enfermedad cerebral degenerativa inducida por repetidos golpes en la cabeza.
Miller fue cuestionado por el representante demócrata Jan Schakowsky si había una relación entre el fútbol y enfermedades degenerativas del cerebro como CTE.
“La respuesta a eso es, ciertamente, sí”, expresó de manera tajante el dirigente, en alusión a la investigación de Ann McKee, neuropatóloga de la Universidad de Boston, que encontró CET en los cerebros de 90 exjugadores profesionales de fútbol americano.
Nueva evidencia entre daño cerebral y golpes a la cabeza
Las palabras de Miller fueron ratificadas por la NFL, que a través de su portavoz, Brian McCarthy, señaló que “reflejan con exactitud la postura” de la organización.
Diferente tono
Según el periódico The New York Times, este cambio radical, tras años de negación y rechazo, puede percibirse de manera similar “a la confesión de 1997 de la industria del tabaco que el fumar causa cáncer y problemas al corazón”.
Hace poco más de un mes el neurocirujano Mitch Berger, quien lidera el subcomité de la NFL sobre lesiones en la cabeza, cuello y espina dorsal, rechazó de manera tajante la existencia de un nexo entre el fútbol americano y el CTE.
Eso a pesar del estudio de McKee en el que se encontraron trazos de la enfermedad, que sólo puede ser diagnosticada de manera póstuma, en el cerebro de 90 de los 94 jugadores analizados.
“Fútbol es un deporte de alto riesgo por la rutina de los golpes, no sólo por las contusiones”, resaltó Schakowsky en respuesta a los comentarios de Berger, a quien acusó de difundir un mensaje falso al restar importancia a los traumas en la cabeza.
“Lo que necesita el público estadounidense es honestidad sobre los riesgos a la salud y, claramente, más investigación”.
Hasta ahora, la NFL sólo había aceptado que los golpes en la cabeza, en particular las conmociones, posee un riesgo a la salud de los jugadores a largo plazo.
Pero con la admisión del vínculo con CET la liga profesional no sólo se enfrenta a una batalla legal bajo un escenario completamente nuevo, sino que, al igual que ocurrió con la industria del tabaco, se vea forzada a modificar la manera en la que opera.
Mal del pasado
La NFL considera que la admisión de Miller no tiene efecto en el caso que enfrenta por la demanda de 5.000 exjugadores, que la acusan de haber escondido los riesgos que pueden generar continuos golpes a la cabeza.
Tras haber alcanzado un acuerdo el año pasado, el caso fue apelado por la parte acusadora ya que los jugadores consideran que se debe pagar compensación a todos aquellos que hayan tenido CTE y no sólo a los que fueron diagnosticados antes de que se aprobara la resolución.
Síntomas de conmoción cerebral
Mareos
Náuseas
Falta de concentración
Problemas de memoria
Dolores de cabeza
Posible pérdida del conocimiento
Esto abre un nuevo panorama para la NFL, que queda expuesta ante la posibilidad de que surjan otros procesos en su contra.
Como contraparte, al haber admitido la existencia del CTE, la organización advierte claramente de los peligros y riesgos para la salud, pasando la responsabilidad a los propios jugadores.
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El The Washington Post describió como en sólo dos días se percibió un cambio en la forma en la que la NFL se comunica.
De tratar de paliar las palabras de Miller el lunes, al decir que se referían sólo a la investigación de la doctora McKee, pasó a respaldar el martes su contenido sin condicionantes.
“Pero nunca será tan simple con un tema que amenaza una industria multimillonaria”, alertó el diario.
¿Nueva era?
La principal preocupación radica en el efecto que pueda tener el deporte para captar las futuras generaciones de jugadores, en particular tras un informe publicado en 2013 en el que se advierte que ha bajado el número de niños que lo practican.
La razón principal es la preocupación de los padres por la salud de sus hijos.
Además de los casos con exjugadores de la NFL, el estudio de McKee también encontró CTE en 45 de los 55 jugadores universitarios examinados y en seis de 26 en edad escolar.
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La NFL viene implementando campañas de concientización para enseñar las técnicas de juego más seguras, pero al hacerlo es posible que el mismo deporte esté evolucionando de una manera diferente a como es actualmente.
La duda es que si al igual que ocurrió con el tabaco y sus limitaciones de comercialización, la NFL también se verá obligada a cambiar sus reglas de juego.
Y de hacerlo, qué tanto podría atraer un deporte como el fútbol americano al hacerlo menos violento.
www.bbc.com
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