A través de la escritura – su gran pasión – Sebastian E. Perasso, encuentra en esa forma de expresión, un canal para tratar de hacer una contribución cierta hacia el juego. Su capacidad de observación de la realidad del deporte, y del rugby en particular, sumada a su vasta experiencia en el juego, lo colocan en un lugar privilegiado para desmenuzar la problemática del deporte del rugby.
“El líder tiene el privilegio de ser el dueño de un sueño colectivo que debe ser lo suficientemente atractivo como para seducir” Jorge Valdano
Como punto de partida para abordar este tema, pretendo entregarles una pequeña reseña histórica entorno a la forma de ejercer el liderazgo.
Hasta la década del 50 gran parte de la sociedad y quienes ejercían funciones de liderazgo (maestros, padres, entrenadores) coincidían y estaban de acuerdo con el ejercicio de un estilo de carácter autoritario en la conducción. Ese estilo dictatorial daba buenos resultados en la educación de los niños. Éstos no discutían la autoridad ni tampoco las normas o reglas a las que se subordinaba la educación.
Frente a ese cuadro de situación era “más fácil” ejercer y llevar adelante la educación de los hijos.
No obstante, los inconvenientes de ese sistema educativo radicaban en un exceso de represión. Los niños se sentían inhibidos y bloqueados en muchos aspectos valiosos de su personalidad.
Años más tarde, en la década del 50 y como reacción a ese estilo educativo avasallante y demasiado estricto, fueron surgiendo los llamados grupos permisivos. Los hijos de esa generación fueron parte del movimiento “hippie” de las décadas del 60 y 70. Ese estilo permisivo implicaba un cambio radical en la concepción del liderazgo, una forma absolutamente distinta en la forma de liderar. Bajo ese liderazgo débil, los padres tenían poca firmeza, se mostraban demasiado blandos y permisivos en la educación de los hijos, por lo que en la práctica tampoco funcionó como sistema educativo. Dentro de ese contexto, los niños no resultaron personas felices y exitosas como se esperaba…
En la actualidad, quienes ejercen funciones de liderazgo deben tratar de encontrar el equilibrio extraviado en tiempos pasados. Está comprobado que ambos extremos son nocivos. Por ello, el desafío pasa por transitar el sendero correcto sin exageraciones o extremos contraproducentes.
El desarrollo de un nuevo estilo de autoridad implica tomar un camino intermedio que le permita incorporar lo mejor de la educación autoritaria y de la permisiva.
El establecimiento de límites firmes y claros tan propios de la educación autoritaria deben ser bienvenidos.
Los límites marcan el camino. A partir de esos límites se construye el sendero por donde transitar.
Los límites se trazan para proteger a los niños; para que éstos se sientan seguros, cuidados y contenidos.
Cuando los niños se sienten escuchados y comprendidos disminuyen su rebeldía y la resistencia a la autoridad.
Las pautas claras en el liderazgo sirven para no dañar la autoestima. Por ello, no deben cambiarse las reglas según las circunstancias (el día, el cansancio o el miedo a la reacción).
Ejercer el “poder”, algo tan propio de los líderes autoritarios implica forzar a alguien para que haga su voluntad debido a la posición dominante que tiene.
Por el contrario, lo que se debe buscar en el nuevo modelo de liderazgo es ejercer verdadera autoridad, que consiste en el arte de poder conseguir que los demás realicen su voluntad de manera consensuada o voluntaria.
El verdadero líder es el que imparte autoridad y no debe recurrir al ejercicio del poder. Cuando alguien recurre al ejercicio del poder es porque antes ha fallado su autoridad. Además, el ejercicio del poder genera resentimiento. Por el contrario, el ejercicio de la autoridad genera confianza y respeto.
No hay dudas entonces que quien ejerce poder construye relaciones más frágiles y menos duraderas que aquellas edificadas sobre los cimientos de la autoridad.
En la búsqueda de ese equilibrio perdido, también debemos ser cuidadosos en no caer en el sistema permisivo.
Cuando no hay autoridad son los menores que “se gobiernan a si mismos”. En ese caso, estaríamos ante una situación de caos u orfandad extrema.
Otro caso propio del sistema permisivo es la tendencia a consultar todo a los hijos, lo cual suele transformarse en una suerte de demagogia.
Logra el equilibrio implica escuchar y atender el requerimiento de los niños, pero sabiendo que las funciones de liderazgo no pueden ser delegadas en otro. Esa búsqueda de equilibrio en la conducción significa que como líderes no deberíamos tener “la única palabra”, pues todos nos enriquecemos con el discurso ajeno.
No obstante, se debe atender la necesidad imperiosa de conservar la esencia del liderazgo que implica tener “la última palabra”.
Frente a los reclamos y pedidos de los niños hay que aceptar el concepto de que no hay educación sin frustración y sin enojo de los hijos.
El ejercicio del poder o de la autoridad como forma de ejercer el liderazgo genera en la práctica diferentes estilos de enseñanza.
El estilo o la forma de enseñar que lleve adelante cada entrenador de rugby resultará de vital importancia a efectos de decidir el grado de crecimiento que puedan experimentar los jugadores.
El estilo tendrá marcada incidencia en todos los aspectos relacionados con la tarea de entrenar: las habilidades y estrategias a enseñar; la organización de las prácticas; los métodos para disciplinar a sus jugadores; el trato con sus dirigidos y el rol que cumplirán sus jugadores.
Los estilos de enseñanza son tres:
– Estilo dictatorial o autoritario
– Estilo cooperativo
– Estilo sumiso o permisivo
Estilo dictatorial o autoritario:
– Este estilo consiste básicamente en dos premisas: dar órdenes (por el lado del entrenador) y recibirlas (por el lado del jugador).
– Un entrenador autoritario practica el monólogo, donde una parte es la que habla y la otra se limita a escuchar y prestar atención.
– Estamos en presencia de un estilo que no permite el dialogo o la interconexión con sus jugadores, y por ende el coach se ve impedido de conocer sus gustos, sus objetivos y sus preferencias.
– El entrenador toma todas las decisiones y a los jugadores solamente les compete la tarea de acatar las órdenes impuestas.
– El jugador se limita a escuchar y cumplir las directivas.
– Más allá de que el jugador pueda aprender existe un marcado déficit en esta particular forma de enseñar: el jugador no tiene la posibilidad de pensar, razonar y tomar decisiones por sí mismo.
– Dentro de ese contexto, sus chances de maduración y crecimiento se ven seriamente menoscabadas.
– El estilo autoritario “fabrica” jugadores dependientes del entrenador e incapaces de resolver por si solos los problemas nuevos que les plantea el juego.
– Merced a este estilo el entrenador trata de imponer, no de convencer a sus jugadores. Así, el entrenador autoritario se recuesta en su cargo jerárquico para mandar y se observa así una relación de subordinación.
¿Que tiene de positivo estilo autoritario? La firmeza y claridad de sus límites. El autoritario es claro y preciso en sus mensajes.
¿Qué tiene de negativo el estilo autoritario? Obliga al sometimiento y no enseña a pensar. Así, a los pequeños les falta confianza en si mismos.
¿Quiénes utilizan este método? Todos aquellos entrenadores que creen saber mucho y no pretenden confrontar o discutir con sus jugadores.
Ellos no admiten preguntas y rehúyen al dialogo.
Muchos entrenadores utilizan este estilo para ocultar sus dudas y no dejar al descubierto sus flancos débiles en materia de conocimientos y capacidad, pues no permiten a sus jugadores hacer observaciones ni cuestionamientos. De esa manera su ignorancia o carencia no se pone de manifiesto.
Estilo permisivo o sumiso:
– Es aquel en virtud del cual el rol del entrenador se transforma en absolutamente pasivo, ya que en última instancia deja todo librado a la decisión y voluntad de sus propios jugadores.
– El entrenador no interviene en el desarrollo del jugador y no pone límites en su tarea de conductor.
– El coach se abstiene de tomar decisiones relevantes y deja que las situaciones fluyan libremente sin su consentimiento ni intervención.
– Da pocas órdenes e instrucciones y ejerce en consecuencia una escasa influencia sobre sus jugadores.
¿Cuáles son los entrenadores permisivos? Son aquellos que no pueden establecer límites; aquellos controlan poco y aceptan mucho. Son aquellos que dicen implícitamente “hagan lo que quieran”
¿Qué tiene de negativo el estilo sumiso? No ayudan al niño a fortalecerse y a enfrentar los contratiempos del rugby (y de la vida).
¿Quiénes practican el estilo sumiso? Aquellos entrenadores que no se animan a intervenir activamente en los entrenamientos y en la toma de decisiones por no creerse capacitados o porque son demasiado haraganes para asumir las responsabilidades.
Estilo cooperativo:
– El estilo cooperativo busca lograr un equilibrio entre los dos estilos descriptos.
– Busca ponerse en un lugar intermedio que sintetice lo mejor de ambos dos extremos: la capacidad de comprender y empatizar con los niños (lo mejor del sistema permisivo) y los limites expresados con claridad y firmeza (lo mejor del sistema autoritario)
– Esta representado por todos aquellos entrenadores que hacen participar a sus jugadores de algunas decisiones.
– Los entrenadores comparten con sus dirigidos la toma de ciertas decisiones y los hace participar de manera activa.
– No obstante lo antedicho, no todo puede ser puesto a consideración de los jugadores, porque será el entrenador el que ejerza el liderazgo y la conducción del grupo.
– Hacer participar activamente a los jugadores y que estos tomen decisiones, significa permitirles que asuman responsabilidades y en consecuencia estén en condiciones de crecer.
– En rigor, ello los ayuda a crecer y evolucionar como jugadores.
– Gracias a la práctica de este estilo, tendremos más chances de formar jugadores más independientes, que estarán capacitados de tomar por sí solos toda clase de decisiones.
Aquí el entrenador no busca imponer sino convencer. Por ello, que el entrenador explique y además fundamente lo que dice, es determinante para que los jugadores se convenzan de cual es el camino adecuado para seguir.
Se vislumbra en este estilo una relación de mutua confianza entre entrenador y jugador.
¿Quiénes utilizan este método de entrenamiento? Todos aquellos que tienen humildad y reconocen que en el dialogo ambos se enriquecen. Pero no hay dudas que quien ejerce el estilo cooperativo deberá prepararse de mejor forma para poder contestar y dar respuestas a las inquietudes y cuestionamientos de sus jugadores.
“A las personas hay que respetarles las diferencias, pero nunca hasta el punto de permitirles destruir la convivencia.” Jorge Valdano
Sebastián Perasso
En la página de Espartanos, la ONG que revolucionó las cárceles utilizando al rugby como herramienta de educación e inserción social para los presos, hay un video corto...
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