Así puedo calificar lo que pudimos ver este fín de semana por TV con las dos semifinales de la copa de Europa. La final la disputarán el Leinster de Irlanda y Leicester Tigers de Inglaterra.
De esto se trata este torneo. Recuerdo recién llegado a Europa, mi club, el Grenoble francés en ese entonces, luego de una muy buena temporada el año anterior, había clasificado por primera vez para esta copa.
Yo llegué un miércoles, y el sábado jugaban su primer partido contra el Northampton de Federico Méndez. Ya en ese momento me impresionó como se vivía toda la previa y el partido en sí.
Tres años después, jugando para el Leeds inglés, clasificamos por primera vez en la historia del club para participar.
Recuerdo que en la zona nos tocó Toulouse, los Ospreys galeses, y Edimburgo.
Y me acuerdo que estaba un poco sorprendido en ese momento, pues, a pesar de estar jugando en la liga inglesa, notabas el paso extra a un nivel superior, en intensidad, en velocidad, en espacios. Es lo más parecido a un test match.
Podemos hablar horas de estos dos partidos que vimos.
El sábado, la gran victoria de Leinster sobre los favoritos Munster. ¿Dónde estuvo la clave?
Leinster le ganó la zona de contacto, área que los hombres de O’Gara y compañía se sentían más cómodos y se tenían fe y que trituraron a los Ospreys en cuartos de final.
La tercera línea, con Heaslip, Jennings y el todoterreno Elsom, no paró de batallar, de tacklear, y de ganar las situaciones de disputa y de tackle, que afuera lo llaman breakdowns.
Esto acompañado con el tremendo trabajo de la pareja en el centro de la cancha, con O’Driscoll y D’Arcy, que tuvieron un partido impecable tanto en defensa como en ataque. Pero como dijo O’Driscoll en conferencia de prensa, “el MAN OF THE MATCH lo recibí en nombre de los forwards, ellos ganaron el partido”. Coincido ciento por ciento.
Queda el sabor amargo de la lesión de Felipe Contepomi, que creo que nos dolió a todos verlo por televisión y desde acá le mandamos un abrazo grande y una pronta recuperación.
¡¡Qué podemos decir del partido de los penales!! Podemos discutir horas acerca de si es correcta una definición de este tipo y más aún en semejante instancia.
Si bien se sabía de ante mano, nadie supuso que iban a empatar en “todo” y tendrían que llegar a los kicks.
En lo personal, más allá de lo emotivo, que lo fue, no termina de convencerme. ¿Es lógico o justo que un jugador como Martin Williams, un coloso de la disputa, del tackle, del contacto, tenga que salir a patear un penal de este tipo, luego de estar 100 minutos golpeándose por sus compañeros?
Otros han sugerido que se tenga en cuenta la carrera de ambos equipos durante el torneo. ¿¿Pero si te tocó un equipo italiano flojo en la zona y ganaste esos dos partidos por 70 puntos y convertiste 15 tries, no llegaría un equipo al partido con ventaja??? En fín, mucho para debatir.
Lo cierto es que desde el juego mismo, fue un partido lleno de buen rugby, con grandes jugadas colectivas, dos tries de los tigers que vienen del manual del apoyo efectivo viniendo desde atrás, de buscar los espacios, de correr y converger hacia el jugador que se mete en la defensa contraria. Con dos tries de los Blues a pura velocidad y precisión, con cambio de ángulos, con señuelos.
Con un Geordan Murphy, fullback de los ingleses, que dio una clase de “clase”, de destrezas. En fín, mucho para disfrutar, grabar y volver a ver.
Por lo pronto, la final será el 23 de mayo, y será para ya organizar ese sábado y no perdérselo por nada del mundo. Es Copa de Europa, es buen rugby.
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