Un clásico sin goles. No se anotó ningún try. Todos los tantos llegaron a través de los envíos a los palos. La primera parte finalizó sin abrirse el marcador. Un reflejo de la paridad del duelo.
Aunque cedió un punto por primera vez en el campeonato, Los Tarcos ganó y continúa firme en la punta del Regional Juan Monterrubio. Si bien no sumó el punto bonus, por lo que perdió el honor de contar con el puntaje ideal, se vio favorecido porque ninguno de los equipos que le siguen lo consiguieron y no pudieron achicar la diferencia. De esta manera, Los Tarcos mantiene la ventaja de seis puntos sobre su escolta Universitario de Salta, de siete sobre el tercero Uni de Tucumán, y de ocho sobre el cuarto Tucumán Rugby. El resto viene lejos.
Esta vez, no le fue fácil al defensor del título. Mucho tuvo que luchar para poder derrotar a Natación y Gimnasia por 12 a 6, en un partido bastante flojo, cortado y con muchas imprecisiones en el traslado de la pelota por parte de los dos equipos.
Hacía mucho que un partido no terminaba con el marcador en blanco en la primera parte. El 0 a 0 reflejó la mediocridad del juego. Ni siquiera los pateadores pudieron alterar la tablilla. La lucha entre los delanteros fue tremenda. Cada scrum y cada line fueron una gran pulseada. Al principio se mostró más firme el pack local. Con el tiempo, sintió el desgaste y tuvo que esforzarse mucho para tratar de frenar el empuje del sólido pack rojo.
Las defensas marcaron bien. Hubo mucho tackle. Aunque tampoco hubo muchas ideas para vulnerarlas. Las imprecisiones fueron una constante. También las malas decisiones. Por ejemplo, en dos ocasiones Natación pudo haber probado a los palos en dos penales factibles y optaron por el line. Lo mismo pasó con Los Tarcos en una ocasión. Datos que quedan para la anécdota del partido. Lo cierto es que se jugó mal, que Natación mostró que está en la buena senda, y que Los Tarcos, aun a pesar de las ausencias (fueron varias), continúa mandando en el Regional.
No mirar para otro lado
Las cosas no están bien. Y la dirigencia no puede -ni debe- mirar para otro lado, como si nada pasara. Cada fin de semana, en cualquier cancha, se jueguen partidos de Primera o de juveniles, los árbitros son el blanco permanente de insultos por parte del público, de padres, de entrenadores y hasta de sus mismos pares. También hay espectadores que bajan de las tribunas para agredir a jugadores, hay sanciones mal aplicadas, penas que no se cumplen, fichas que se adulteran y hasta un seguro de emergencia médica que no funciona como debiera ante la desprotección de los jugadores lesionados. Las cosas no están bien. Se debe trabajar mucho para crecer. Y eso se logrará si no se mira para otro lado.
El sábado fuimos testigos de una buena: por primera vez, vimos al presidente de un club (en este caso Lince) enfrentar a los fanáticos hinchas-padres que insultaban a jugadores del equipo rival. Se callan todos. Esta no es la forma de querer a su club. Alienten a su equipo y no se metan con el rival, fueron las enérgicas palabras, que por suerte fueron escuchadas. Ojalá todos los dirigentes actuaran de esta manera; por lo general observamos todo lo contrario: a dirigentes apañando a los que insultan y a los referentes suspendidos que llegan a ocupar cargos en sus clubes. Ojalá la razón prevalezca sobre la pasión. Y no se siga mirando para otro lado.
Por Tomás Gray
Foto: Diario La Gaceta