Pese a caer ante Italia por 30 a 29, el conjunto argentino mostró una imagen diferente en busca de realizar un cambio radical en su juego.
Sin duda, esta serie con Italia no será de las que queden en el recuerdo; o quizás sí, pese a que el saldo final haya sido el de una profunda insatisfacción. Insatisfacción porque en Salta, pese a ganar, no se jugó bien, y anoche, en esta ciudad, porque se perdió ante un rival que en los papeles aparece como más débil y accesible, pero que en el estadio de Belgrano mostró temperamento, carácter y conducta para mantenerse fieles a su planteo táctico.
Pero entre una y otra producción, el test-match de ayer sirvió para dejar en claro que la Argentina está tratando de realizar un cambio profundo y radical en su forma de jugar, a la que ayer tal vez le faltó tranquilidad, paciencia y lucidez. Y de ahí que, pese al traspié, puede ser que este partido se rememore como el del inicio de una revolución.
El seleccionado argentino comenzó con una actitud diferente, a la que mostró hace una semana en Salta. Siempre preocupado por imponer su dominio, rápidamente logró colocarse en el campo de juego rival. Con la posesión de la pelota, mostró una firme intención de hacer un planteo más arriesgado que el que es habitual en los Pumas: Pichot le daba velocidad y vértigo al juego abriendo la cancha y buscando espacios, mientras los backs, con el cansable apoyo de la tercera línea, le otorgaban continuidad con mayor cantidad de pases y tratando de aprovechar los escasos huecos que dejaba el equipo azzurro (muy bien plantado en defensa).
Gonzalo Longo intenta escarparle a la buena marca italiana (foto:espn)
Claro que esa propuesta implica riesgos que la Argentina no supo afrontar y no puedo cubrir y que fueron muy bien capitalizado por el equipo italiano.
En esos primeros minutos también se vio algo que se esperaba: el partido se puso bastante picante, con muchos roces los cruces se dieron especialmente entre los argentinos, lo que derivó en las amonestaciones de Albacete, Bortolami (fue expulsado en el segundo tiempo), Leguizamón y Dellapè. Y en esa lucha de vigor, fue Italia la que sacó mejores réditos, porque nunca perdió el control emocional del partido. Además, los Pumas como sucedió en Salta, cometieron demasiadas infracciones (Italia tuvo cuatro free kicks y tres penales), y defensivamente dejó algunos huecos que fueron aprovechados por los tres cuartos italianos: dos de los tres tries visitantes vinieron luego del line, luego de sacarla con tapping.
El centro Andrea Massi fue pura potencia ante Los Pumas (Fofo:Espn)
En el arranque de la segunda etapa, después de un cierre de primer tiempo bastante desfavorable (27 a 13) los Pumas en 11 minutos recompusieron la situación y lograron ponerse a sólo un punto abajo con dos penales de Todeschini y el try de Stortoni tras una gran maniobra colectiva.
Pese a acercarse en el marcador, Italia se mantuvo, como toda la noche, firme en la marca y punzante cada vez que intentó algún ataque con los tres cuartos, y fue consiguiendo desbaratar una de las premisas que se habían propuesto los Pumas luego del match en Salta: que los argentinos comtieran infracciones en posiciones peligrosas. Así, Peens, con su habitual efectividad, volvió a poner distancia, y después fue Todeschini quien aproximó a los Pumas.
Luego de eso, y durante la restante media hora de partido (el árbitro otorgó casi 10 minutos de tiempo adicional, un verdadero despropósito) el juego pasó a ser una lucha constante y fragorosa, y en esa pulseada de rigor físico la Argentina no logró quebrar a Italia, que consiguió un triunfo hisórico y alentador, ya que no sólo vencieron a los Pumas sino que es la primera vez que obtuvieron un éxito en nuestro país.
A pesar de la desazón de la derrota, no hay que dejar de destacar la apuesta que está haciendo nuestro rugby. El rival y el momento eran los más propicios para comenzar con la revolución que se pretende. Es cierto que los resultados provocan alegrías o desencantos según como se den, pero es valiosa la voluntad por evolucionar, por poner a los Pumas a la altura de los seleccionados más competitivos del mundo. Ese es el punto en el que hay que enforcarse.
El equipo argentino está cambiando y en ese proceso de profunda transformación se pueden dar estos resultados. Lo importante es aprender la lección y no desviarse del camino elegido.
Formaciones:
ARGENTINA – 29: 15 Bernardo Stortoni, 14 José María Nuñez Piossek, 13 Lisandro Arbizu, 12 Felipe Contepomi, 11 Federico Martín Aramburu, 10 Federico Todeschini, 9 Agustín Pichot (c), 8 Gonzalo Longo, 7 Juan Manuel Leguizamón, 6 Martín Schusterman, 5 Patricio Albacete, 4 Pablo Bouza, 3 Omar Hasan, 2 Mario Ledesma, 1 Rodrigo Roncero.
Suplentes: 16 Eusebio Guiñazú, 17 Marcos Ayerza, 18 Mariano Sambucetti, 19 Alejandro Broggi, 20 Nicolás Fernández Miranda, 21 Hernán Senillosa, 22 Federico Serra.
Tries: Bouza, Stortoni – Conversiones: Todeschini 2 – Penales: Todeschini 5 – Sin Bin: Albacete
ITALIA – 30: 15 Gert Peens, 14 Kaine Robertson, 13 Gonzalo Canale, 12 Andrea Masi, 11 Antonio Mannato, 10 Ramiro Pez, 9 Paul Griffen, 8 Sergio Parisse, 7 Mauro Bergamasco, 6 Aaron Persico, 5 Marco Bortolami (c), 4 Santiago Dellapè, 3 Carlos Nieto, 2 Carlo Festuccia, 1 Andrea Lo Cicero.
Suplentes: 16 Andrea Moretti, 17 Martin Castrogiovanni, 18 Cristian Bezzi, 19 David Dal Maso, 20 Pablo Canavosio, 21 Gabriel Pizarro, 22 Walter Pozzebon.
Tries: Pez, Parisse, Canale – Conversiones: Peens 3 – Penales: Peens 3 – Sin Bin: Bortolami, Dellapé – Roja: Bortolami
Amarillas de Bortolami (Ita), Albacete (Arg), Leguizamón (Arg)
Roja a Bortolami (Ita).
Agustín Pichot: es culpa mía
El capitán de los Pumas, Agustín Pichot, asumió parte de la responsabilidad por la caída argentina: “Tratamos de jugar un rugby completamente dinámico y no lo supimos definir. Por ahí es culpa mía haber acelerado tanto. Quebrábamos, pero perdíamos la pelota, y encima ellos nos hicieron puntos fáciles. En el segundo tiempo retomamos un poco más nuestro estilo habitual”. ¿Vale la apuesta de hacer un juego diferente?, se lo consultó: “Yo me quedo con eso, pero lo que cuenta es el resultado”. Ramiro Pez, la figura del partido, estaba feliz: “Este era mi partido”, dijo
el ítalo-argentino, que se sumó al plantel europeo por la lesión de Andrea Scanavacca.
Por Santiago Roccetti