Hay varios caminos trillados en el rugby de elite. Muchos juegan desde una edad temprana en un club local, varios asisten a las escuelas de rugby de renombre y algunos hacen su camino a través de programas de alguna Academia. Un viaje menos común es el que tomó Mohammed ‘Mo’ Mustafa, un refugiado palestino el cual se volvió jugador profesional.
La historia de Mo comienza en La Meca, Arabia Saudita, donde fue criado durante los primeros años de su vida. “Mis padres eran refugiados y son de la Franja de Gaza. Se trasladaron a La Meca y vivían allí cuando mi padre consiguió un trabajo como médico en el Reino Unido”, dice Mo. Mientras que su padre estaba trabajando en Inglaterra, Mo y su familia se trasladaron a Jordania para vivir con sus abuelos .
Mo y su familia se establecieron en Middlesbrough, donde apareció el rugby en la vida de Mo. “Fui a la escuela en una zona bastante peligrosa. Fui intimidado mucho y me costó mucho encajar. No sólo que era mucho mayor en tamaño corporal que el resto, lo que llamaba poderosamente la atención, sino que extranjero lo cual hizo que todo fuera un verdadero problema.
“En el momento en que tenía 15 años tuve suficientes problemas con el director de la escuela donde iba, que me expulsó a mitad de camino a través de mis GCSE. Me sentí completamente desilusionado con las oportunidades disponibles para mí, lo que me llevó a luchar para encontrar un lugar para mí”.
La decisión fue tomada por los padres de Mo en mandarlo a la escuela YARM en Stockton, donde tuvo contacto por primera vez con el rugby. “No entendía las reglas cuando jugué por primera vez así que cuando vi la pelota en un ruck lo recogí, la escondí y me puse detrás de un compañero. Mientras el resto de los jugadores trataba de encontrar la pelota, casualmente caminé bajo los palos y marqué un try. El árbitro después de esa jugada, me sacó amarilla”.
No fue el más prometedor de los arranques, pero Mo hizo mejoras sorprendentes y en un plazo de seis meses a partir del rugby su vida empezó a cambiar. Fue elegido como pilar para jugar en su nuevo equipo, y luego fue invitado a un trial con Inglaterra M16.
A pesar de no ser seleccionado por Inglaterra siguió jugando mientras estudiaba en Yarm en donde fue aceptado para estudiar en la Universidad de Liverpool con la idea de seguir los pasos de su padre y estudiar medicina. No pasó mucho tiempo en volver a ser visto por un equipo de rugby.
“Sale Sharks me vio mientras estaba jugando en la universidad y me pidió que jugara un partido contra el Leicester academia, equipo que contaba con George Ford y Manu Tuilagi quienes jugaron contra mi. Fue mi primera experiencia en ese tipo de nivel y fui elegido Man of the Match”.
Luego se conformó un seleccionado inglés de estudiantes (Universitario) lo seleccionaron y pudo jugar contra Francia en 2011, un momento significativo de orgullo tanto para Mo como para su familia.
“Siendo refugiado nunca pensé que iba a tener esta oportunidad. Mi familia me fue a ver, algo que fue increíble, aunque un poco surrealista. Mi papá me dijo después del partido que estaba orgulloso de mí, es la primera vez que me había dicho eso lo cual significó mucho”.
A pesar de ser relativamente nuevo en el rugby a Mo se le ofreció un contrato profesional en Leeds, donde jugó durante un año mientras continuaba con su formación como médico. Su notable estatura y físico (135 kilogramos cuando llegó a Leeds) le valió el apodo de “la bestia del Oriente Medio” por los hinchas.
Su crecimiento fue en aumento pero se detuvo cuando debió tomar la decisión de comprometerse por completo con el rugby profesional o completar su grado médico y, después de pensarlo, escogió este último.
La decisión de dejar de jugar a nivel profesional, fue sin duda un año difícil para Mo, ya que el deporte le ayudó a recuperar el control en su vida. “Cuando llegué a Inglaterra no me sentí que pertenecía a ninguna parte. Cuando volví a Oriente Medio me vieron como un inglés y aquí la gente me veía como un refugiado. El rugby fue lo único que me dio un sentido de pertenencia”.
“Me convertí en parte de un equipo y la cultura del deporte significó que no importaba de donde fuesen mis orígenes. Pude encajar en algún lugar por primera vez. Mi realidad empezó a tener sentido. Fui aceptado y respetado lo cual era muy importante para mí. Me enseñó la disciplina para continuar con mi educación y me dio todo a su alrededor después de ser expulsado a los 15 para llegar a ser médico como mi padre “.
Todavía Mo ha calificado como médico pero está trabajando en el Royal Infirmary en Glasgow. El rugby es todavía una gran parte de su vida y él juega cada vez que puede. También está ayudando al desarrollo de su hermano más joven que está siguiendo los pasos de Mo. “Desde que mis padres vieron todo lo que me dio el rugby, alientan a mi hermano para jugar. Tiene 15 años pero es casi tan grande como yo!”
Entonces, ¿qué sigue para Mo? “Ahora que estoy sumando horas en mi residencia, me gustaría trabajar en campos de refugiados como médico. Quiero ayudar a personas que están en la misma posición que yo cuando era un niño “.
Desde Gaza a Middlesbrough puede no ser el recorrido típico de los más chicos en rugby, pero la experiencia que obtuvo jugando al rugby, fue para Mo lo que encapsula todos los valores del rugby.
www.englandrugby.com