Los Lions se olvidaron de la derrota ante los All Black y derrotaron de manera contundente a Manawatu por 109 a 6
Manawatu estuvo en el lugar incorrecto y en el peor momento. El timming de los kiwis fue de terror. Los Lions, con la sangre en el ojo por la caída ante los All Blacks, no tomaron prisioneros y vencieron por un apabullante 109-6 en Palmerston North. De los 17 tries de los británicos, cinco fueron anotados por el eléctrico galés Shane Williams.
Clive Woodward necesitaba una victoria. Y debía ser lo más sólida y segura posible. Era vital por muchísimas razones, entre ellas devolverle la confianza a un equipo golpeado por un duro revés y varias bajas claves.
Pero ni siquiera el coach inglés se imaginó que sus muchachos darían un show semejante. Después de todo, no todos los días se anotan 17 tries.
Para hacerlo, se necesita una noche que raye en la perfección. Y los Lions la tuvieron. Les salió absolutamente todo. No entregaron ni una pelota en el line, su scrum fue demoledor, su velocidad superior, su planteo estratégico más efectivo, su ataque increíblemente certero y su organización aceitada como nunca.
Por eso Manawatu -un equipo inferior por donde se lo mire- no pudo hacer otra cosa más que ver pasar a los de rojo y anotarles el número de la camiseta. Espectadores de lujo, como se dice en estos casos.
Con esta enfática victoria Woodward anota su nombre una vez más en los libros de marcas del rugby. Fue el score más alto en Nueva Zelanda -lo superó por más de 40 puntos- y el partido con mayor cantidad de tries anotados. A nivel personal el escurridizo Shane Williams impuso sus cinco conquistas sobre las cuatro de John Bevan en la gira de 1971.
Además, también significó una marca negativa para Manawatu. Los kiwis superaron su peor derrota ante Hawke’s Bay (habían caído por 76 puntos de diferencia).
Los Lions no podían haber pedido por una mejor manera de levantar la puntería justo antes del segundo y decisivo test contra los All Blacks. Anotar 109 puntos -no importa a quien- en Nueva Zelanda siempre eleva la confianza.
Fuente: Rugby & Fun