Encaramos la cuarta gira del año con las mismas ganas e ilusiones de siempre. Tal vez un poco más; si bien tiene la misma cantidad de puntos en juego y los mismos equipos participando, sin dudas Hong Kong es la etapa más importante del año.
Por su entorno, por lo que significa para los equipos y jugadores y por lo que se vive en las tribunas, no es un torneo más: es el más lindo de todos, el que más se disfruta.
Llegar es siempre complicado por las enormes distancias y por el cambio de horario, pero una vez que el avión aterriza allí, todo hace que justifique el largo viaje y el cansancio molesta menos. En nuestro caso, el viernes por la tarde tuvimos una última sesión de entrenamiento en Buenos Aires, viajamos a San Pablo, de allí a Doha, en Qatar y allí otro largo viaje a Hong Kong para salir a jugar el viernes.
Ya lo he dicho en otra columna, somos sin dudas el equipo que más tiene que viajar por no tener un torneo en casa o siguiera en su región. Es lo que nos toca y no nos quejamos. Solo digo que cuesta.
El equipo viene haciendo un buen crecimiento con lo que habíamos planteado que era buscar jugadores y funcionamiento. Por suerte eso se está dando pero además estamos teniendo resultados.
Los jugadores con trayectoria se vienen consolidando, liderando muy bien a los más jóvenes y eso es un placer de ver – el traspaso de experiencia bien llevado adelante es motivo de orgullo como entrenador.
Llegar a instancias finales en Hong Kong es especial por el marco y por lo que sucede fuera de la cancha y nuestro objetivo base sigue siendo entrar en cuartos de final.
Recuerdo muy bien haber jugado la final del 2004 en Hong Kong en lo que fue un gran año para Los Pumas Sevens ya teníamos un equipazo, con mi hermano Pablo, Juan Fernández Lobbe, el Pájaro Romagnoli, Horacio Agulla entre muchos otros enormes jugadores y futuros Pumas.
Veníamos de ganar en Los Ángeles y jugamos la final de Hong Kong y la de Singapur. En Hong Kong caímos con Inglaterra y en Singapur con Sudáfrica.
Cantar el himno de mi país en el Hong Kong Stadium sigue siendo un recuerdo imborrable.
No sé si lo repetiremos este año porque el equipo que está muy fuerte es el de Sudáfrica. No es casual que junto con Inglaterra hayan jugado tantas finales y estén en el tope de la tabla.
Son dos de los equipos que menos jugadores han cambiado en su plantel y la continuidad y la experiencia en el circuito son clave. Ya eran fuertes el año pasado y ahora están aún más sólidos.
En el seven no hay imposibles. Para ganarles hoy a los Blitzbokes hay que hacer el partido perfecto pero no es nuestro objetivo de hoy sino madurar para que si llegamos a cuartos de final poder aprovechar el momento. Jugamos en tres este año y no pudimos hacerlo. Eso es lo que intentaremos hacer en el mejor de todos los torneos.
World Rugby
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