En Gales anunciaron cambios respecto a la convocatoria de los jugadores que actúan en el exterior. Hasta ayer regía la Ley Gatland, en la que sólo se podían citar hasta cuatro jugadores del Dragón que militaban en equipos del extranjero. Pero esa regla ya no tiene valor. Ahora para fichar con un club foráneo y poder ser elegible en el seleccionado que dirigirá hasta 2019 Warren Gatland, los rugbiers deberán tener 60 test disputados.
Algo parecido sucede en Australia desde 2015, pues para jugar en los Wallabies hay que acumular 50 partidos internacionales. Mientras que desde junio pasado, en Sudáfrica para vestir la camiseta de los Springboks hay que contar con 30 tests. En Nueva Zelanda e Inglaterra rige la misma regla que en Argentina: jugador que defiende los colores de clubes extranjeros, jugador que inmediatamente no puede ser convocado.
A diferencia de esos dos países, a Argentina no le sobran jugadores. Los All Blacks y La Rosa tienen dos equipos competitivos que pueden jugar en el máximo nivel. Hoy Los Pumas extrañan y mucho a Juan Figallo, Juan Imhoff, Facundo Isa y hasta a Marcelo Bosch, quien declaró que volvería a vestir la albiceleste si fuera citado.
El concepto de una determinada cantidad de test se debe a que ese rugbier al menos jugará entre cuatro o cinco años (ciclo mundialista) para su seleccionado y después tendrá la libertad de elegir dónde jugar y si tiene ofertas del Viejo Continente poder hacer una diferencia económica.
Días atrás, el rosarino y presidente de la UAR Carlos Araujo se refirió a la posibilidad de convocar a los europeos para el Mundial de Japón 2019. “Va a depender del head coach que esté en ese momento. Hay un grupo que decidió jugar en la Argentina y si alguno de ellos no llega, se buscará su reemplazo afuera. La posibilidad siempre la van a tener los jugadores que se quedaron en Argentina”, reconoció Araujo.
El dirigente que dejará su cargo en marzo próximo abrió una ventana. Igualmente la Unión Argentina deberá encontrarle una solución al terma, conjuntamente con la ampliación de la base de jugadores elegibles para Los Pumas. Con una sola franquicia ya quedó demostrado que no alcanza.
Nadie duda que el camino es el correcto. Siempre se apunta a tener a Los Pumas entre los mejores. Pero cerrarse, ser inflexible, suena a una condena innecesaria y perjudicial. Si las mejores uniones del mundo modifican su idea según las reglas del mercado, Argentina no debería ser la excepción.
Por Lisandro Olearo
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