Los ‘All Blacks’ llevan ya unos días en Asturias. Son cinco, pero cuando se habla de un Equipo, con maýuscula, cada jugador representa a todos sus compañeros y la tradición histórica que representan. Dos son veteranos: el mítico Grant Fox, campeón del mundo en 1987 y reinventor de la técnica de pateo, y Keven Mealamu, con 132 ‘caps’ -el que más en la historia de la selección del hecho en el pecho- y dos Copas del Mundo en su haber. Otros tres -Conrad Smith, Israel Dagg y Jordie Barrett- forman con el equipo que acaba de conquistar el Rugby Championship y es el principal favorito para la Copa del Mundo 2019. Con ellos, el máximo mandatario de su federación, Steve Tew. Este viernes recibirán de manos del rey Felipe VI el premio Princesa de Asturias de los Deportes, el más alto galardón que concede nuestro país.
En el caso de los ‘All Blacks’, la selección de rugby de Nueva Zelanda, tres veces campeona del mundo, incluidos los dos últimos títulos: Nueva Zelanda’2011 e Inglaterra’2015, no sólo se premian unos valores deportivos innegables -son el equipo dominador del rugby moderno y pueden reclamar la primacía del deporte oval desde que en 1884 jugaron su primer partido-, sino también la imagen de equipo que representan. El jurado premió en ellos sus “grandes valores de solidaridad y deportividad” y también que “representan un ejemplo de integración racial y cultural, que ha contribuido a la unidad de neozelandeses de diferente origen, simbolizado en el ‘haka’, vínculo con sus raíces ancestrales”.
133 años de historia de la selección campeona del mundo
De hecho, en un entorno fundamentalmente racista como era el siglo XIX en general y el Imperio Británico en particular, Nueva Zelanda tomó la revolucionaria medida de integrar a los maoríes en uno de los primeros equipos representativos de la historia del deporte. En el otro extremo Sudáfrica, de parecido potencial deportivo, excluía meticulosamente a negros y coloreds hasta de sus equipos rivales. La diferencia entre ambas sociedades y concepciones humanas quedaba, así, patente. Y el haka se ha convertido prácticamente en símbolo del rugby.
Coherentemente, sus jornadas en Asturias se han dedicado al apostolado del rugby y el deporte, compartiendo césped con centenares de niños de entre 10 y 11 años, muchos de los cuales tomaron de este modo su primer contacto con el deporte oval. No faltó, por supuesto, el haka.Grant Fox ha reseñado que los All Blacks reflejan la imagen de Nueva Zelanda como nación de gente humilde y trabajadora. Esa exigencia moral, aceptada con gusto por el equipo, pesa decisivamente en la concesión de un premio que une los valores humanos a los deportivos.
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