El ex foward tucumano trabaja en Agen coordinando el scrum de los juveniles. Sueña con integrar un staff Puma en el futuro.
El tucumano Omar Hasan tiene 46 años y jugó tres Mundiales con Los Pumas, con los que logró el histórico tercer puesto en 2007. Vive en Francia hace 19 años, desde que en 1999 se unió al FC Auch, y sus mejores momentos como jugador se dieron en Agen y en Stade Toulousain. Pero no fue el rugby lo que lo trajo últimamente a la Argentina. Es que el ex pilar surgido en Natación y Gimnasia es barítono y más allá de que supo representar obras de ópera como “La Hija del Regimiento”, de Donizetti, o “Los Cuentos de Hoffmann”, de Offenbach, esta vez presentó su espectáculo “Tango Café Íntimo” en su provincia y en Palermo, donde lo fue a ver su ex compañero Gonzalo Longo y le dijo a Clarín: “No sabía si iba a poder vivir del canto, pero estaba convencido de que me apasionaba”.
-¿Sabías que el canto era tu futuro cuando te retiraste?
-Yo nunca sabía si iba a poder dedicarme a esto, pero sí que esto es lo que quería hacer. Quería cantar, desarrollarme artísticamente. Jugando de manera profesional se me hacía muy difícil, pero siempre estuve convencido de que esto era mi otra pasión. No lo había hecho porque la vida me había llevado por otro lado. Entonces, cuando me retiré, empecé a cantar en los lugares donde me llamaban, empecé a organizar eventos artísticos propios y armé recitales. Así me fui haciendo un nombre.
-¿En qué momento te diste cuenta de que el canto era más que un hobbie?
-Yo creo que descubrí que me apasionaba el canto durante una gira con Los Pumas. No te sé decir en cuál, pero siempre me pedían que cantara. Íbamos a las embajadas y yo cantaba. Y así la gente me empezó a decir que tenía una voz linda, muy potente y que tenía que trabajarla. Hasta ese momento no sabía que tenía una voz lírica, potente y un timbre de voz interesante. Entonces decidí darme todas las chances para trabajar y ver cómo salía todo. Y al trabajar mi canto me di cuenta de que me apasionaba y de que no había sido por azar lo que me decían.
-¿Cómo es tu vida artística en Francia?
-Tengo un show de tango que se llama “Café Tango”. Cuando lo armé, la idea era cantar en mi idioma cosas que me representaran y que yo quería transmitírselas a la gente, aunque en el show no solamente hay tango. Hoy llevamos más de 200 presentaciones en todo Francia. También he hecho producciones líricas. Yo siempre digo que soy un cantante al servicio de la música que me toca cantar. No soy un cantante de tango; soy un cantante que canta tango. No estoy catalogado en un solo género.
-¿Por qué tardaste diez años en presentarte en Argentina?
-Todo tiene una razón. Yo vengo recién ahora a la Argentina porque me estaba preparando como artista. Quería estar afirmado. Y vine un poco por iniciativa mía. Quería venir, así que levanté el teléfono, hice algunos llamados y gracias a gente que está cerca mío pudimos armar la presentación en Tucumán. Muchas veces antes había esperado sentado. Pero hay que iniciar uno mismo las cosas para que a los demás les den ganas y les interese. Venir a la Argentina y presentarme era una materia pendiente que tenía.
Hasan cuenta que la presentación en su provincia fue un desafío: “Gracias a Dios salió excelente. Estuve nervioso porque siempre hay una responsabilidad como artista y hay que estar a la altura. Muchas personas me conocían, pero es distinto cuando te conocen como cantante”.
¿Y la presentación en Buenos Aires? “Fue emocionante también, muy linda y muy íntima, con el maestro Miguel Pereiro en el piano. Un honor”, relata.
El ex pilar tampoco esconde que el escenario sigue siendo un desafío.”Me sigue generando adrenalina. Eso después se va disipando durante el recital y se convierte en alegría por compartir la música con el público y por el ida y vuelta que se genera”, explica.
Hasan no solamente es artista musical. El año pasado incursionó en el cine, al formar parte del elenco de la película “El Mercenario”. Este film cuenta la historia de un jugador de rugby de Nueva Caledonia que decide irse a probar suerte en el profesionalismo, donde se encuentra con representantes que hacen negocios y entrenadores que obligan a sus jugadores a abusar de estimulantes prohibidos.
“Me adapté bien y lo disfrutaba porque era impresionante. Además, mi papel era el de un jugador de rugby que cantaba, así que tenía que hacer de mí mismo, je. Fue muy lindo. Había muy buena onda, porque éramos 90 ex jugadores que estábamos empezando en la actuación”, recuerda entre risas el Puma de bronce.
Hoy, diez años después de haber colgado los botines, y a pesar de su ascendente carrera como cantante, sigue ligado a los clubes que lo vieron jugar. “En Agen, desde el año pasado soy una especie de asesor en el scrum para todas las categorías y también tengo intervenciones en el equipo profesional. Y antes hacía lo mismo en Stade Toulousain, después de retirarme -describe-. Mi idea es estar con los más chicos, ayudar a pulir bagaje técnico en las bases, que es lo más importante”.
Mientras habla, a Omar Hasan se lo nota feliz. De hecho, durante la charla dos veces dijo la frase “recuperar el tiempo perdido”, como si haber jugado tres Mundiales con Los Pumas y haber competido profesionalmente en Nueva Zelanda, Australia y Francia no pudiera compararse con la felicidad que le provoca cantar.
Es que su vida es un poco la prueba de que aquel que persigue sus sueños, se entrena, practica y está dispuesto a sacrificar cosas, obtiene resultados. La felicidad de los objetivos cumplidos.
Por Juan Martín Prezzoli (Clarin.com)
En la página de Espartanos, la ONG que revolucionó las cárceles utilizando al rugby como herramienta de educación e inserción social para los presos, hay un video corto...
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