El presidente de la URBA Patricio Roán inauguró la temporada con un crudo discurso en el que admitió un aumento en los casos de doping e irregularidades en los aptos médicos. Además, confirmó la reducción del Nacional de Clubes y garantizó la presidencia de la UAR para su Unión en 2022.
“Tenemos que dejar de hacernos trampa a nosotros mismos”. Las palabras del presidente de la URBA Patricio Roán sonaron fuerte en el emblemático Salón de Cuadros del Club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires. Representantes de los 90 clubes que nuclea la unión, prensa especializada y sponsors dejaron por un momento de lado el ameno costado social del encuentro para prestar atención al mensaje. Contundente, sentido y autocrítico. De la palabra a los hechos, no obstante, todavía hay un largo trecho.
Roán se refería a dos flagelos que distancian al rugby de Buenos Aires de los valores que tiene intrínseco este deporte: la falsificación de los aptos médicos y el doping, principalmente, y el intento de influir en la designación de árbitros, segundo. Pero además, hizo referencia a algunos logros de su gestión que hasta aquí sonaban antes como rumores periodísticos que hechos concretos.
Fue un discurso crudo, sin matices, que puso un paréntesis al clima festivo que significaba celebrar el comienzo de la temporada rugbística pero sirvió para sentar postura respecto a algunos temas que serán clave en el transcurrir del año rugbístico.
De entrada marcó el tono de su discurso: “Los clubes que tiraron pirotecnia en las finales del año pasado van a tener su cancha suspendida. Es una medida antipática, pero tenemos que respetar las normas”.
El hombre de La Plata puso especial énfasis en la seguridad en el juego. Luego de que en 2016 hubiera en el país tres lesionados graves y en 2017 falleciera en pleno partido de la Tercera División de la URBA un jugador que no tenía el apto médico, Roán urgió a los clubes a tener a todos sus jugadores en regla. “Tenemos que dejar de hacernos trampa a nosotros mismos”, repitió. Es conocida la práctica de presentar aptos médicos falsos o bien de cambiar el nombre en la planilla en caso de no tener el apto médico en regla.
Roán también fue muy autocrítico respecto al tema del doping y reconoció un creciente número de casos positivos en la pasada temporada. “Vamos a incrementar los controles”, advirtió. “Esto es rugby amateur. Sólo el 0,1% de los 40.000 jugadores que hay en la Argentina llega a jugar profesionalmente. Hay que sacarse de la cabeza que ganar es lo único que importa. A mi club le tocó descender el año pasado y no es la muerte de nadie. Tenemos que dejar de hacernos trampa a nosotros mismos”, repitió.
Además, exigió que cada club nombrara sin demora a su respectivo referente de seguridad ante la unión.
En el mismo tono, criticó a quienes “rosquean” por las designaciones de árbitros. “Todavía no empezó el torneo y ya hubo rosca”, advirtió. “No vamos a tolerar este comportamiento. En este deporte nos enseñaron a que hay que respetar a las autoridades”.
Roán también sorprendió confirmando una serie de hechos que hasta aquí eran rumores, y a los que calificó como logros de su gestión al frente de la URBA. Afirmó que en 2019 el Nacional de Clubes se jugaría en un formato más acotado y que Buenos Aires tenía garantizada la presidencia de la UAR para el próximo período, a partir de 2022. También destacó el hecho de no tener que presentar lista de buena fe en el Nacional de Clubes.
En la premisa de dejar de hacerse trampa, la URBA debería contemplar también su práctica histórica de ocultar bajo la alfombra todo lo pareciera mancillar su nombre. ¿Cuándo se hizo público un caso de doping? ¿Por qué nunca aclararon las causas del deceso del chico de Berazategui? En definitiva, con estas omisiones no hacen más que fomentar los malos hábitos. Se hacen trampa a sí mismos.
Este sábado comienza a rodar la pelota en el ámbito del rugby de Buenos Aires. Las tres categorías de la Primera División saldrán a la cancha. Que sea sin trampas.
Por: Alejo Miranda
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