El vicepresidente de World Rugby quiere un rugby equitativo y solidario. Su proyecto: la Liga de las Naciones que los países grandes no desean. El ex Puma tendrá en enero próximo que librar la batalla en la reunión clave en Dublín. “Tengo un año y medio de permanencia en este cargo y lucharé”, dijo
Si de patear el tablero o desafiar el status quo se trata, Agustín Pichot es un especialista. En la década del 90 peleó para que se modifique el estatuto de la Unión Argentina para que los jugadores que militaban en Europa puedan vestir la camiseta de Los Pumas. Años más tarde, ya como capitán del seleccionado, se enfrentó a las autoridades de la UAR para mejorar la preparación del combinado en la previa al Mundial de Francia 2007, y una vez retirado, siendo dirigente fue pieza vital de la revolución del rugby argentino, en la que no dudo en desafiar al poder.
Hoy el ex medio scrum de Los Pumas se enfrenta a los poderosos del mundo ovalado. Como punto de partida ya consiguió desde su lugar como vicepresidente de World Rugby unificar los calendarios de las competencias de los hemisferios y ampliar el período de elegibilidad de jugadores extranjeros para otro seleccionado.
Ahora la pelea es mucho mayor, el desafío es encolumnar a los países poderosos en un mundo organizado, equitativo y solidario con aquellos que menos recursos tienen y son vulnerables. Porque no sólo son vulnerados ante el poder de los más grandes en cuanto a no poder participar de las ganancias, sino también pierden a sus mejores jugadores, que ante la necesidad se marchan y defienden los colores de otros países.
Pichot fue entrevistado por L’Equipe, en donde no dejó ninguna duda sobre su proyecto. Y confió lo que quiere para el rugby en el futuro inmediato.
La Liga de las Naciones, con la participación de 36 seleccionados, divididos en tres niveles, con ascensos y descensos, un modelo basado en la competencia de la Uefa, es el proyecto que desvela a Pichot y que lo pone en la vereda de enfrente de los poderosos del rugby mundial.
“World Rugby está trabajando en un nuevo proyecto de competición, una Liga de Naciones, para reemplazar los test de junio y noviembre. ¿Cuál fue el punto de partida? El hecho de que el rugby internacional de noviembre, o el de junio, ya no interesa, excepto en Inglaterra e Irlanda, cuando están los All Blacks. En Francia, los partidos contra Sudáfrica y Fiji no han logrado llenar el Stade de France. Y me parece que, desde hace algunos años, el mundo del rugby no es justo. Los grandes países se benefician de los pequeños. No hay solidaridad”, aseguró.
Y luego fue más allá: “Las injusticias son permanentes, financieras cuando las naciones del Tier 2 no reciben ninguna parte de las ganancias generadas por los partidos contra los equipos grandes que son los únicos organizadores, o se divierten cuando los jugadores de estos mismos países no son liberados por sus clubes, con el dolor de ganar menos dinero, para representar a su seleccionado”, añadió.
“Todavía tengo un año y medio de permanencia en este cargo y lucharé con todas mis fuerzas”, aseguró Pichot que sabe que en la reunión que se llevará a cabo en enero de 2019 en Dublín, Irlanda se jugará buena parte de sus intenciones.
Por Lisandro Olearo/L’Equipe
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