El Tricolor inició un nuevo ciclo, con nuevo cuerpo técnico y nuevos desafíos. El plantel superior ya inició su cuarta semana de pretemporada.
Los Tricolores avanzan en su cuarta semana de pretemporada, con el flamante cuerpo técnico que encabeza Luis Russo. Tanto para el club, como para el entrenador será un año muy particular. San Martín jugará luego de más de dos décadas en el ascenso cordobés, pero para el entrenador será su primera vez con un plantel superior, luego de varios años dirigiendo juveniles y después de haber atravesado un duro momento por un recordado accidente laboral.
Luis Russo tiene 28 años y es arquitecto; en enero de 2016 cayó por el hueco de un ascensor de un edificio en una construcción. La caída desde varios pisos le provocó múltiples fracturas y serías lesiones, estuvo varios días en terapia intensiva, y diez días después ya había recibido el alta médica e iniciado el largo desafío de la rehabilitación. Hoy siente que la vida le hace otra caricia, al poder dirigir la primera de su club y empieza un desafío tan difícil como aquel otro.
El cuerpo técnico lo comparten Agustín Moreyra y Ramiro Macías, como colaboradores e Imanol Cusmano, como preparador físico, además de un numeroso grupo en otros roles.
-¿Cómo marcha la pretemporada?
-Estamos en la cuarta semana. Estamos bien. Arrancamos a trabajar el 14 de enero y estamos en eso. Justo nos quedó esta semana entremedio nuestro trabajo en el Festival de Peñas que arrancó el jueves y se extendió hasta el martes el pasado. La semana anterior fue más acortada y pusimos un estímulo el sábado para que no queden tantos días sin entrenamientos. Ahora que termina nos pondremos más de lleno.
-¿Será un año es especial?
-En lo personal, sí. Por haber asumido este compromiso y por estar en el plantel superior. Por ese lado, para mí y para nosotros los que conformamos el cuerpo técnico, es diferente, ya que en temporadas anteriores lo hacíamos en categorías juveniles; esto más allá de la situación puntual del plantel superior y la realidad del club.
-¿Cambia la motivación o el enfoque que se realiza al tener que jugar en una segunda división?
-Más allá de arrancar el año jugando en segunda división, la cantidad de partidos que jugaremos con los equipos de primera, en teoría, si hacemos las cosas bien, van a ser los mismos que veníamos jugando en años anteriores. Se invierten los roles. Si hacemos las cosas bien tenemos que salir entre los cuatro mejores en la primera ronda. Si lo logramos, terminaremos jugando la misma cantidad de partidos que los pasados últimos años, jugando con los de primera y segunda. Esto es lo del formato de los últimos años, en donde en tres o cuatro partidos te jugás el año, disputando contra los equipos grandes, mientras que entre ellos juegan alrededor de 20 partidos. Es difícil que podamos crecer si competimos contra los rivales de nuestro mismo nivel. A medida que vayamos jugando contra rivales de mayor nivel, es más fácil crecer en el juego.
-¿La mayor carga de esta primera parte del año serán los viajes? Deberán viajar dos veces a La Rioja y otras tantas a Catamarca.
-Sí, son cuatro viajes muy largos, que no tienen la complejidad solamente de los kilómetros, sino del sacrificio que deberemos hacer todos, el staff y los jugadores. Acá somos todos amateur y nadie cobra para jugar al rugby ni para entrenar. Todos trabajamos, y lo hacemos también los jueves, viernes o sábados. Para hacer un viaje de mil kilómetros, hay que salir el viernes al mediodía. Pero también le veo un lado positivo, porque tendré la oportunidad para pasar más tiempo con el plantel, para desarrollar y para compartir otros momentos, porque vamos a concentrar, y es un laburo que estamos haciendo. Las primeras cuatro fechas no tendremos viajes largos, por lo que nos dará más tiempo para armarlos bien.
-El año pasado fuiste el entrenador de la M17 que jugó la final de la Copa de Plata del Torneo Oficial. En esa ocasión en El Diario te preguntamos de lo especial de estar en un banco luego de todo lo que te tocó vivir a partir del accidente. Esto de estar en Primera debe ser un regalo más que te da la vida.
-Es una linda oportunidad y más que todo es un regalo. Es lo que yo siempre quise. Uno cuando es jugador, desde chiquito sueña con jugar en Primera, y cuando te toca empezar a dirigir en inferiores, es lo mismo. No lo esperaba tan pronto. Es un lindo desafío y una oportunidad. Pienso que es producto del trabajo y la única forma de devolver esto es trabajando el doble que los años anteriores.
-Luego de un accidente como el tuyo ¿la vida se ve diferente?
-Sí, uno empieza a entender las cosas de otra manera. Pero los seres humanos, es como que nos olvidamos rápido. Uno entra en la vorágine, y empieza a trabajar y uno se olvida de todo eso. El mal trago de ese recuerdo ya pasó y ahora hay que mirar el lado positivo.
-En relación con el plantel. ¿Regresan algunos y suben varios pibes de la M19?
-Tenemos, por suerte, una camada que viene trabajando muy bien, desde hace muchos años, que le ha aportado mucho al club. Eso es lo lindo de lo que decía recién. El resultado de trabajar bien y siguiendo una línea es que hoy suben 15 chicos a Primera. Para algunos clubes puede ser poco, pero para nosotros, que venimos subiendo dos o tres, suben 15 juntos, chicos que están bien entrenados, que ya han jugado el año pasado algunos partidos. A varios los conozco porque los he entrenado en varias categorías de juveniles.
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