Son dos mundos completamente diferentes
Por Tomás Gray
Quedó claro. Con el corazón solo ya no se puede enfrentar a equipos superprofesionales que pertenecen a la elite del rugby mundial. Ya no. Hace algunos años, Tucumán podía hacerles frente a los mejores; inclusive a seleccionados nacionales como Inglaterra o Francia, y hasta a los mismos All Blacks. Eran otros tiempos.
Quedó claro que este equipo campeón argentino es de gran calidad en el consumo interno. Pero no está listo para derrotar a una potencia. Porque Tucumán vive un rugby puramente amateur. Y las distancias con los profesionales son cada vez más grandes.
Ejemplos: desde que los australianos llegaron a nuestra ciudad se pudo percibir la infraestructura profesional. Hasta los entrenamientos y las atenciones previas al partido fueron diferentes.
En las prácticas se notó que las diferencias son abismales. Queensland contó con un grupo de técnicos y asesores en distintas facetas del juego, con un masajista y con una camilla al borde de la cancha; con botellitas de agua mineral al por mayor, además de una gran cantidad de bebidas frutales energéticas. Y con más de 10 pelotas nuevas. ¿Tucumán?
Además de los jugadores, sólo estuvieron los dos entrenadores, el manager y el médico; nadie más. Y sólo contaron con tres pelotas viejas y gastadas. ¿Agua? La buena voluntad del manager, que recargaba una y otra vez los bidones. Antes del partido, mientras los naranjas estuvieron en el club, los australianos estaban concentrados en el hotel. Son apenas algunos ejemplos, pero valen para entender la diferencia.
Fuente: Diario La Gaceta
Foto: Diario La Gaceta