Gonzalo Quesada, el entrenador de los Jaguares, es un hombre aparte. A diferencia de los otros líderes de los equipos del Super Rugby, Quesada se sienta solo en la cabina del entrenador. Piensa solo, celebra los tries de su equipo solo. Al ex apertura de Los Pumas le gusta el espacio tranquilo para ver el partido con claridad. No hay nadie a su lado que grite en su oído, nadie se ve ansioso, nadie golpea el aire. Tal vez este sea el tao del coaching.
Apenas podría estar más lejos de los métodos de Scott Robertson. Bueno, tal vez eso no es del todo cierto. Robertson busca ese mismo espacio en la cabeza cuando medita en la mañana de los partidos. Pero Robertson es un hombre inclusivo. Necesita a su equipo de entrenadores a su alrededor. Viven el partido juntos. Ellos celebran juntos. Ellos lloran juntos.
Pero el camino de Quesada también debe ser apreciado. Uno de los grandes depresores del rugby moderno es como casi todos parecen pensar y jugar de la misma manera. Tal vez haya alguna división entre los hemisferios, pero hay una convergencia táctica extraordinaria, o debería ser una convergencia ordinaria. Una de las razones por las que los fanáticos se están alejando es porque parecen ver el mismo partido una y otra vez.
Así que es un placer que Jaguares y Argentina sean un poco diferente. La súper semifinal de Jaguares se hizo en Argentina. Los jugadores se agolparon, se agitaron, rebotaron y aplaudieron cuando el equipo salió corriendo a la cancha. Las 31,000 personas en la multitud aplaudieron, saltaron y saludaron como los fanáticos de ningún otro equipo en Super Rugby. Y los jaguares están jugando a su manera. Tiene un alma argentina.
Me hizo reír cuando Phil Kearns se enojó con Jaguares y los llamó equipo nacional que no tenían derecho a estar en el Súper Rugby por ser una competencia de equipos provinciales. Le pregunto a Kearns, ¿todos los entrenadores extranjeros y los jugadores extranjeros que ayudan a las franquicias australianas no tienen derecho a estar en la competición? Jaguares sí.
Los Jaguares acaban de ganarle a Brumbies en uno de los cruces de semifinal. Han ganado once de sus últimos 12 partidos, y la única derrota fue en un encuentro apretado frente a Highlanders. Le ganaron a Sharks, Bulls, Hurricanes, Waratahs y Reds durante su carrera de éxito. No hay que subestimarlos.
Su juego es una mezcla gloriosa. Quesada se convirtió en entrenador por primera vez cuando asistió a la selección francesa con sus patadas. Luego se graduó como entrenador asistente en el Top 14 francés y luego se convirtió en el entrenador de Stade Francais, quien lo llevó a un título Top 14 y una victoria en la Copa Challenge.
Ha traído algo de la dureza defensiva del Top 14 francés a los Jaguares. Patean más que otros equipos porque tienen a un experto en la materia como lo es Joaquín Díaz Bonilla y un excelente lineout.
La franquicia argentina está muy sólida en los puntos de contacto como así también en una formación clave como lo es el line outs. Este será todo un desafío para Crusaders en la final.
La defensa de Jaguares empuja fuerte, el centro de la cancha está firme, mientras que Pablo Matera, es un gran líder de forwards, siendo uno de los mejores del mundo en su puesto.
Los Jaguares saben cómo mover la pelota, y su juego fue ciertamente influenciado en ese sentido por Graham Henry, pero ya no están esclavizados. Con frecuencia, mueven la pelota a las puntas, pero también saben cómo cuidarla. Tuvieron un 52% de posesión contra Brumbies y un 68% de territorio, a partir de un sólido planteo táctico.
El área de debilidad es el scrum, una ironía para una nación que forjó su reputación en esa faceta del juego. Pero los dos mejores pilares argentinos juegan en Europa. Los dos pilares de Jaguares que fueron titulares contra Brumbies tenían 21 y 23 años y su inexperiencia quedó expuesta.
El público de Nueva Zelanda espera que Crusaders gane. Será difícil para Jaguares volver a tener un nivel superlativo como lo fue el viernes pasado. Tal vez algunos ya hayan jugado su final. Pero no hay que subestimar a los argentinos.
Quesada pudo haber seguido al dinero, pero expresó:”Tuve otras ofertas en Francia, mucho más interesantes desde el punto de vista financiero. Si hubiera querido tener un equipo para ganar títulos, nu hubiera elegido a Jaguares. Pero el desafío de seguir avanzando y las ganas que vienen demostrando los jugadores, me atrae. Fue realmente una elección del corazón”.
El rugby moderno está lleno de mercenarios inteligentes, pero el verdadero entrenamiento comienza desde el corazón.
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