Momentos inolvidables en el campo de juego que calaron hondo en el corazón de jugadores que desnudaron sus sentimientos llorando, riendo y abrazando a sus hijos.
Los jugadores son los que produjeron ese factor de éxtasis en el juego con sus tackles, avances y habilidades mostradas en esta RWC 2019, pero los culpables de encender la llama emotiva de los protagonistas mostrando ese costado humano y emotivo fueron sus hijos.
Las imágenes que recorrieron e hicieron derretir al mundo vistas por cientos de televidentes en esta Copa Mundial de Rugby estuvieron relacionadas con niños y niñas abrazados a sus padres derramando lágrimas después de que estos quedaron eliminados del torneo.
Seguramente el capítulo más sensible y más aleccionador fue el encuentro del jugador australiano, Christian Lealiifano, quebrado en llanto abrazado a su hijo Jeremih, después de la eliminación de su equipo en manos de Inglaterra por los cuartos de final.
Al apertura, que fue corriendo al encuentro con su hijo una vez que culminó el partido, le diagnosticaron hace tres años leucemia y fue sometido a un trasplante de médula osea donado por su hermana Sally.
La recuperación y el tratamiento fue exitoso por lo que el jugador de Los Wallabies se convirtió en un verdadero héroe con el sueño cumplido de poder disputar una Rugby World Cup.
En algunas de estas postales inmortalizadas y colmadas de ternura puede verse al francés Louis Picamoles con sus dos hijos de la mano recorriendo el campo de juego y a un emocionado jugador japonés como Amanaki Mafi llorando con su pequeña hija en brazos después del partido contra los Springboks.
También puede verse a Maxime Médard junto a su hija Louison que abandona la cancha con el tradicional pasillo aplaudido por los jugadores galeses después de la eliminación de Les Bleus.
Por su parte Kieran Read, después de la victoria ante Irlanda, tuvo una linda charla con Peter O’Mahony quien estaba acompañado por su hija Indie y los aplausos bajaron de la tribuna cuando el tercera línea neozelandés quiso ‘chocar los cinco’ con su mano, que era más grande que la cabeza de la niña.
No había muchos fans adentro del estadio cuando el medio scrum australiano Nic White llevó a su hijo al entrenamiento y obviamente practicaron con la pelota ovalada lo más que pudieron.
Los ojos de los irlandeses se llenaron de lágrimas al ver el encuentro de Rory Best con sus tres hijos llorando y abrazándolos después de la derrota con Nueva Zelanda. También pudo verse al pilar de Escocia Zander Fagerson miando embelesado a su hija Iona que tenía un vestido escocés después de la derrota contra los Brave Blossoms.
En otras de las imágenes a continuación puede comprobarse las caras de felicidad de los segundas líneas Luke Thompson (Japón) y Filo Paulo (Samoa) donde no podían disimular la felicidad de abrazarse con sus respectivos hijos.
Mientras que el emblemático Will Genia causó estragos deleitando a los fans posando como un modelo junto a su hija Olivia. Finalmente el fijiano, Jale Vatubua le presentó a los fans a su hija Valentina después del partido contra Gales.
En el segundo cuadro de cuatro fotos puede verse arriba a la izquierda al pilar de los Flying Fijians consolando a su hijo después de la derrota ante el XV del Dragón.
Ni hablar de momentos de felicidad como el del australiano Rob Simmons junto a su esposa e hija, al apertura argentino Benjamín Urdapilleta junto a su hijo y el heroico capitán de los Brave Blossoms, Michael Leitch llevando en andas a su hija.
La RWC pudo haber perdido a grandes jugadores, pero también se puede decir que por lo menos los hijos recuperaron a sus padres.
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