Los partidos por la medalla de bronce suelen servir como motor para reinventar equipos que empiezan a mirar de reojo a la RWC 2023. Será el fin de una etapa y el comienzo de otro para Nueva Zelanda y Gales que tendrán nuevo entrenador y un recambio importante en sus planteles.
Si bien tanto Gales como Nueva Zelanda tenían la expectativa de alcanzar la mayor de las glorias en Rugby World Cup 2019, todavía tienen mucho por qué jugar en la final de bronce del viernes.
Las recientes ediciones han servido como plataforma para que las estrellas del futuro dejen su huella, y los equipos usualmente las usan como una oportunidad para comenzar la reconstrucción de cara la próxima Copa Mundial.
Seis Springboks que se encontraban en la formación inicial en la Final de Bronce ante Argentina cuatro años atrás, jugaron el partido inaugural en RWC 2019 ante Nueva Zelanda.
Al mismo tiempo, el Jugador del Partido en Inglaterra 2015 fue Damian de Allende, quien se ha establecido como uno de los jugadores clave en el puesto de primer centro, anotando un brillante try individual en la semifinal del domingo frente a Gales.
Será la cuarta participación de Nueva Zelanda en el partido final por el tercer puesto siendo el equipo que más veces lo disputó. El último antecedente data de la RWC 2003 cuando venció a Francia 40-13 apoyando seis tries con un joven jugador de 21 años que aportó cuatro conversiones, ese jugador luego sería una leyenda de los All Blacks, Dan Carter.
La única vez que perdió en un encuentro para dirimir el tercer y cuarto puesto fue en 1999 ante Sudáfrica por 22-18. El hecho de que Nueva Zelanda perdió por última vez ante Gales en 1953 lo ponen de alguna manera en una zona de extrema confianza para recuperarse después de la derrota en semifinales.
El entrenador de los All Blacks, Steve Hansen, reconoció que el partido por el bronce será importante para construir nuevamente una estructura pensando en el futuro y para que jugadores emblemas como Ben Smith y Ryan Crotty puedan despedirse adentro de la cancha.
“Es sumamente importante, este equipo no va a volver a estar junto. Ningún equipo va de año a año, se piensa a futuro también. Sabemos que algunos jugadores se van y es una linda oportunidad para demostrar un sentimiento especial que se refleja cuando uno se pone la camiseta de los All Blacks. Tenemos que representar el legado de esta camiseta y poder demostrarle a los que la han vestido que tenemos orgullo para volver a hacerlo bien”.
Para el público neutral será un partido atractivo y entretenido porque así lo reflejan los ocho partidos por el bronce que ya se disputaron en la historia de la Rugby World Cup.
Mientras que en las finales de la RWC suelen darse partidos más cerrados y jugados con extrema cautela y tensión, en el encuentro por el bronce la atmósfera es totalmente distinta con equipos más desenvueltos que se animan a jugar y arriesgar tratando de terminar en el nivel más alto posible.
Solamente en una sola ocasión hubo un partido por el bronce donde no se marcaron más de 20 tantos y fue en 1991 cuando Nueva Zelanda venció a Escocia por 13-6, aunque el promedio general de puntos en estos encuentros es de 38.
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