El equipo de rugby argentino los “Espartanos”, compuesto por personas privadas de libertad y ex presos, enviaron sus condolencias a la familia del joven que murió luego de ser golpeado brutalmente por un grupo de rugbiers, y un potente mensaje sobre la importancia de ese deporte en sus vidas.
El video mensaje encabezado por el capitán del equipo comienza expresando sus condolencias a la familia de Fernando Báez Sosa, joven de 19 años fallecido el 18 de enero tras una fuerte golpiza que habrían propinado un grupo de rugbiers a la salida de una discoteca en Villa Gesell.
“Todos los viernes en el Rosario que nosotros hacemos estamos pidiendo por él y por su alma”, dijo el capitán.
Luego otro integrante del equipo expresó: “Nosotros éramos los más violentos de la sociedad. No conocíamos el rugby. Hoy tenemos todos los valores inculcados y cada uno de nosotros estamos emprendiendo una nueva vida para cada uno de nosotros”.
“Gracias a esos valores, el rugby nos enseñó a decirle no a la violencia”, agregó otro jugador.
El caso de Fernando Báez ha motivado una reflexión en la sociedad, junto con el llamado a frenar la violencia y a cambiar la forma de celebración juvenil que en muchos casos se excede en el alcoholismo o la drogadicción.
En ese sentido, el capitán de los Espartanos dijo “no necesitamos del alcohol para poder divertirnos. Me gustaría que en el tercer tiempo no haya más alcohol y que podamos divertirnos”, alentó.
También aseguró que “el rugby no es el problema. El rugby es parte de la solución”.
“Nosotros nos cansamos de cometer errores, pero el rugby nos dio una segunda oportunidad. Como capitán de Los Espartanos les quiero decir a los chicos que el rugby da una segunda oportunidad, que esto es Esparta, esta es su casa y están invitados para ser parte de nuestro equipo”, finalizaron el mensaje.
El grupo que aparece en el video representa a unos 300 jugadores de Los Espartanos de la cárcel de alta seguridad Nº38 de San Martín, Buenos Aires.
En conversación con ACI Prensa, el presidente de la Fundación Espartanos, Damián Donnelly, explicó que los jugadores “envían palabras a los padres y es lo más importante”.
“Como fundación nos dolemos por la vida terminada antes de tiempo, de una manera cobarde e injusta. Y no nos imaginamos el dolor de esos padres que han perdido a su hijo”, manifestó Donnelly.
En ese sentido, “ellos reconocen sus múltiples errores y hablan desde esa experiencia” porque ellos “provienen de la violencia y el rugby los convirtió en personas no violentas”, aseguró.
El presidente de la Fundación Los Espartanos explicó que lo anterior solo se logra “combinando dos herramientas iniciales” y que ha sido la base para el éxito de la fundación: el deporte del rugby y el rezo del Rosario.
“La combinación de esos dos componentes transformó a personas que viven en un lugar tremendamente oscuro, desesperanzado, violento, frío y cruel como la cárcel, en personas que empezaron a transitar un camino nuevo”.
“Ese camino nuevo les permitió ver su vida desde una perspectiva distinta, favorable, más optimista y más responsable. De esa transformación nosotros somos testigos y ellos también”, aseguró.
“Estos elementos combinados, son una batería de valores, de recuperación de dignidad, de ser humanos, de sentirse hijos de Dios y que tendrán que convalidar cuando salgan en libertad”, concluyó Donnelly.
Los Espartanos surgió en marzo de 2009 cuando Eduardo Oderigo, abogado y jugador de rugby, decidió enseñar el deporte a los presos del penal más peligroso del Servicio Penitenciario Bonaerense.
Si bien la iniciativa contemplaba la participación de los internos menos conflictivos, los primeros diez presos que comenzaron los entrenamientos fueron los más peligrosos.
Actualmente, en la unidad penitenciaria de San Martín compuesta por unos 800 reclusos, participan unos 300 internos de seis pabellones.
Los Espartanos entrenan los martes y los viernes y se reúnen a rezar el Santo Rosario.
La Fundación Los Espartanos promueve la integración, socialización y acompañamiento de personas privadas de su libertad a través del rugby, la educación, el trabajo y la espiritualidad.
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