Alejandro Allub tenía 25 años cuando un infarto después de un partido ante los All Blacks en Nueva Zelanda interrumpió su carrera en los Pumas . También su vida de jugador profesional, y regresó a su Córdoba natal, donde retomó los estudios de medicina que había postergado. Hoy es él quien salva vidas como cardiólogo pediatra del Hospital de Niños de su ciudad, que llegó a dirigir dos años. La amenaza del coronavirus , aunque no sea su área específica, vuelve a ponerlo en zona de riesgo.
“Se espera que en 15 días venga lo peor. Me veo adentro del hospital. Estoy a la espera de que me llamen para lo que sea necesario. Es lo que tengo que hacer”, dice en diálogo telefónico con LA NACION .
Es lunes y Allub está en su casa. Por la rotación que dispuso con los otros médicos de su área, es uno de los días en que le toca descansar. “Como no hay consultas externas, se atiende todo el internado y la guardia central. También las dos clínicas privadas donde trabajo cerraron la consulta externa”, explica. “Los que podemos ir, porque hay dos que son mayores de 65 años y están en riesgo, nos turnamos y rotamos por días. En principio habíamos acordado hacer una semana cada uno, pero iba a ser demasiado. Esto da para más de cuatro semanas. Estoy a la espera de lo que sea necesario. Todavía falta que venga lo peor”.
El Turco Allub fue una de las figuras del seleccionado argentino de rugby que hizo historia en el Mundial de Gales 1999 al convertirse en el primero en acceder a los cuartos de final. Rompió la promesa que les había hecho a sus padres de abandonar los Pumas y abocarse de lleno a los estudios de medicina y siguió jugando. Hasta que el 23 de junio de 2001, luego de caer 67-19 ante los All Blacks en Christchurch, se descompuso en el vestuario y sintió un fuerte dolor en el pecho. Recién unos días después los estudios confirmaron que había sufrido un infarto de miocardio por la disección de una arteria. Pudo haber muerto dentro de la cancha, pero, aunque abandonó el rugby profesional (jugaba en Perpignan del Top 14 francés), consultó a diversos especialistas (varios de los cuales le recomendaron no jugar más) y tres años más tarde regresó al Jockey y al seleccionado provincial. Jugó hasta los 41.
“No estuvo bien. Salió bien, pero podría haber salido mal. Tenía una precondición médica preexistente”, admite a tres años de su último partido.
Hoy se enfrenta a un desafío muy distinto. Aunque la situación todavía esté relativamente calma en la Argentina, la propagación del coronavirus es una amenaza latente. “Estamos replicando y tratando de copiar los modelos de Europa. Tenemos la ventaja de estar un mes adelantados. Por una cuestión de números y proyección, recién en 15 días vamos a saber qué tan grave es la situación”.
-Conociendo la experiencia europea y habiendo tomado las medidas de aislamiento que se tomaron, ¿creés que el impacto va a ser menor que en Europa?
-No es una cuestión de medidas. El tiempo es importante, pero también la infraestructura, la aparatología y los recursos humanos. Es importante que no haya contagios y personas graves de manera simultánea para no saturar el sistema de salud. Puede haber aislamiento, se pueden construir tiendas de campaña, pero lo se que necesita es infraestructura, aparatología y recursos humanos.
-¿Qué tan grave es la situación en esa materia?
-Por ejemplo, en los dos inviernos que me tocó pasar como director del hospital llevamos al Ministerio de Salud una planificación para transformar al hospital en un centro para tratar estas cuestiones respiratorias, aun cuando no existía el coronavirus. Sabés que cuando se viene el frío hay muchas personas que se ven afectadas por distintos cuadros respiratorios. En febrero mandamos el plan y recién en junio llegaron los respiradores y mandaron la mitad de las camas que necesitábamos.
-En China y en Corea del Sur lograron frenar el avance.
-La severidad de allá es distinta que la de acá. La conciencia y la idiosincrasia son muy distintas. Cuando dicen ‘cerramos la ciudad’, se cierra. Yo vivo en un barrio cerrado y hasta hace dos días la gente llamaba al jardinero. No hay que subestimar la situación. Tengo amigos del rugby en Italia, Francia y España que me cuentan que subestimaron en un principio y ahora están sufriendo las consecuencias.
-¿Tenés algún conocido infectado?
-Personalmente no. Pero el otro día estuve chatenado con un amigo de Reggio Emilia, Italia, y me contaba lo que va a empezar a pasarnos. A lo mejor no se te muere un pariente, pero cuando ves que el verdulero de la vuelta de tu casa no está más. cuando empiece el quilombo grave recién ahí la gente va a tomar conciencia, pero ya va a ser tarde.
-Como médico, estás en una posición de alto riesgo. ¿Cómo lo tomás?
-Hay mucha gente que no es médica que está poniendo la cara. El enfermero que recibe al paciente, el técnico del laboratorio que toma la muestra, la gente q limpia.
-¿Cómo te ves dentro de 15 días?
-Me parece que nos van a llamar a laburar. Me veo adentro del hospital. Es lo que tengo que hacer.
Por: Alejo Miranda
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