El 18 de enero, una patota de rugbiers asesinó a Fernando Báez Sosa en Villa Gesell. Mientras ocho de los diez acusados se encuentran detenidos en una alcaidía de La Plata por el crimen del joven de 18 años, la Unión Argentina de Rugby (UAR) lanzó el programa que se había comprometido a trabajar para combatir el carácter violento de los jugadores.
La iniciativa de la UAR, que lleva el nombre de “Rugby 2030, hacia una nueva cultura”, tiene como objetivo reconocer, responsabilizar y resolver la conflictividad relacionada con el rugby en Argentina, para así resolver los hechos de violencia. Consta de 24 módulos, los cuales se implementarán durante dos años desde el comienzo de la vuelta a las actividades.
El programa no sólo recae sobre los jugadores, sino también que involucra a directivos, entrenadores, familias, uniones y clubes, en un intento de una transformación profunda del mundo ovalado.
La Unión, que también lanzó un plan de ayuda económica a los clubes, realizará esta iniciativa “inédita, compleja y disruptiva”, según propias palabras de las autoridades, junto a Funrepar, organización experta en resolución de conflictos, desde una visión y concepción de la filosofía restaurativa.
“Creemos que el mejor legado para las generaciones futuras del rugby argentino es asumir todos juntos este reto que implica una nueva cultura del rugby acorde a una sociedad del siglo XXI. Son 130 mil chicos y chicas que juegan en Argentina y tenemos la oportunidad de formarlos y contenerlos, con el rugby como una herramienta de verdadera integración social”, manifestó Marcelo Rodríguez, presidente de la UAR.
A la vez que agregó: “Tomar la decisión de abordar esta problemática es consecuencia de la escucha activa que la UAR tuvo con distintos sectores y referentes, diálogos que facilitaron los consensos necesarios para actuar sobre la conflictividad en el rugby”.
El primera parte del plan buscará entregarles herramientas a todos los involucrados para encarar los aspectos conflictivos del deporte sin transformarlos en dinámicas violentas, se incorporarán temáticas de género y de diversidad, además de buscar los focos problemáticos para una rápida detección.
Mientras que la segunda estará enfocada en crear espacios de comunicación entre los clubes, las escuelas y las comunidades, involucrar a los deportistas en estos sectores. También se presentarán a personas vinculadas con el mundo del deporte como referentes positivos que sirvan como guía.
El rugby y los rugbiers, ante la posibilidad de mostrar otra imagen.
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