Hoy se celebran 25 años desde que el rugby se hizo abierto. Aquí, recordamos a través de los participantes, lo que dejó la reunión en París que cambió el destino del deporte.
El 26 de agosto de 1995, dos meses después de la final de Rugby World Cup en el Ellis Park, los representantes de las naciones que conformaban el International Rugby Football Board (hoy World Rugby), se reunieron en un hotel en París para definir el futuro del rugby union.
El rugby union se había mantenido hasta ese momento como deporte amateur. No por eso dejó ser un gran negocio. Los principales jugadores del mundo se habían convertido en figuras reconocidas y las demandas sobre sus tiempos eran cada vez mayores, todo esto sin recompensa financiera por lo que algo debía cambiar.
Durante tres jornadas, la conversación en la mesa de los líderes del rugby mundial era sobre el futuro, ya que el rugby había llegado a una encrucijada en cuanto al tema del profesionalismo.
Mantenerse en el amateurismo no era una opción viable para la mayoría dado el creciente paso de jugadores del rugby union al rugby league y la muy real amenaza de las organizaciones comerciales privada de contratar a los mejores jugadores del mundo. Para algunos empedernidos, pagarle a los jugadores eran tan inaceptable como había sido unos 100 años antes, cuando el rugby se dividió, formándose el código de 13 jugadores a partir de una disputa por el pago del lucro cesante.
Viendo como se modificaba el escenario ante sus propios ojos, el ex presidente de World Rugby Bernard Lapasset recordó que había ser expeditivos.
“Creo que lo más sorprendente es como las naciones colaboraron para avanzar rápidamente en un nuevo sistema. Fue muy duro y complicado para algunas naciones. Pero rápidamente encontramos soluciones que nos permitieron tener a los mejores jugadores, a las estrellas que había comenzado a ser reconocidas por la prensa,” dijo Lapasset que acababa de suceder a Vernon Pugh.
Las semillas de la transformación había sido plantadas por su predecesor.
“Habíamos creado un Comité de Amateurismo un año antes para definir las bases legales de nuestro trabajo. Como el gran abogado que era además de Presidente del IRB en esa época, Vernon conocía íntimamente el rugby y el sistema legal y preparó los borradores del cambio, que fueron las bases legales para la transformación del rugby. Siembre buscó soluciones que nos permitieran avanzar hacia el profesionalismo pero respetando las bases y valores del rugby.”
“Mantuvimos reuniones a lo largo del año para trabajar en los detalles y en París nos juntamos para tomar la decisión final.”
“Se necesitaba el voto unánime del Consejo del IRB. No podíamos tener ni un país que no respetara las reglas.”
“Preparamos un borrador que se puso a votación, item por item: status del jugador, naciones, clubes, provincias, referís, estructura de las competencias, un sistema de remuneración.”
“Pusimos todo sobre la mesa para encontrar una solución que nos permitiera estar todos unidos.”
JUNTOS AVANZAMOS, SEPARADOS CAEMOS
Como muchos de sus pares en la prensa, el periodista británico Peter Jackson venía cubriendo el tema atentamente. Sabiendo de la importancia de las reuniones en Paris, Jackson viajó a la capital francesa para cubrir los eventos. Lo que no se esperaba era lo que surgiría.
“Estuve ese día en el Hotel Ambassador sobre el Boulevard Haussman de París, no estábamos preparados para lo que se decidiría,” recuerda Jackson. “Estaba bien claro que el rugby debía convertirse en profesional, o abrirse para darle el título correcto. Pero ninguno de nosotros creía que el International Board tendría la valentía de hacer los cambios; a su crédito, aunque atrasados, lo hicieron con una decisión.”
El deporte que había ayudado a unir una nación tan solo un par de meses antes en Rugby World Cup 1995 ahora estaba tomando un enfoque proteccionista a partir de los intereses de las entidades privadas.
“De manera importante, en el fondo había empresas privadas que estaba empujando y estaban listas para comprar jugadores, hacerlos firmar contratos para jugar en competencias privadas. Estaba ese peligro que creíamos debíamos enfrentar por el bien del rugby,” remarcó Lapasset.
“Hubo una votación y todos votaron a favor del cambio. Fue doloroso, pero teníamos que hacerlo. Era el momento correcto. Y no creo que nadie hoy se arrepienta de haber abierto el rugby.”
En 25 años de profesionalismo, el rugby union no sólo es un deporte para el jugador, es un deporte para todos. Rugby World Cup es considerada hoy como la tercer competencia deportiva del planeta; la última edición en Japón, en 2019, generó un movimiento económico récord de £4,3 billones e inspiró a 2,25 millones de nuevos participantes en Asia.
Algo que se ha mantenido sin cambios en este tiempo es su espíritu. “A pesar de todos esos cambios, hemos mantenido los mismos valores que construyen personalidad,” remarcó Lapasset. “Esto ha sido la realidad del rugby desde el comienzo y se mantiene aún más hoy.”
World Rugby