El campeón de la Copa del Mundo de rugby en 2003, Steve Thompson y otros siete exjugadores afirman que el deporte les dejó con daño cerebral permanente y están en proceso de iniciar una demanda contra las autoridades del juego “por negligencia”. Los ocho exrugbiers fueron diagnosticados recientemente con los primeros signos de demencia, y dicen que la razón es debido a los repetidos golpes en la cabeza.
Thompson, de 42 años, jugó en todos los partidos de Inglaterra cuando ganó la Copa del Mundo de 2003, pero asegura: “No puedo recordar ninguno de esos partidos. Es aterrador”.
Está previsto que la próxima semana se enviará una carta de reclamo por daños y perjuicios por valor de millones de libras a los órganos rectores del rugby inglés y galés y World Rugby, y podría seguir una demanda colectiva. De esta forma, se trata de la primera jugada legal de este tipo en el rugby mundial y, si tiene éxito, podría forzar un cambio en la forma en que se juega.
Los abogados del grupo sugieren que otros 80 exjugadores de entre 25 y 55 años están mostrando síntomas de demencia y tienen serias preocupaciones. World Rugby le comentó a BBC Sport: “Si bien no comenta sobre especulaciones, World Rugby se toma muy en serio la seguridad de los jugadores e instrumenta estrategias de prevención de lesiones basadas en los últimos conocimientos, investigaciones y pruebas disponibles”.
En respuesta a los informes de que se planeaba una acción legal, la Unión de Fútbol de Rugby dijo que “se negaba a comentar” porque “no ha tenido ningún enfoque formal o informal, con ningún documento legal”.
Serios daños cerebrales
Thompson estaba trabajando en la ciudad inglesa de Kendal hace poco tiempo atrás, viviendo lejos de casa mientras reparaba una tubería de agua reventada. Mientras estuvo allí, en la televisión mostraron algunos de los partidos de Inglaterra de la Copa del Mundo de 2003. Nunca los había visto antes, a excepción de pequeños fragmentos cuando estaban haciendo su análisis posterior al partido durante el torneo. Pero lo hizo ahora. “Era como si estuviera viendo jugar a Inglaterra en este momento. Excepto que yo estaba allí. Pero no recuerdo haber estado allí en absoluto. Honestamente, no conozco las puntuaciones de ninguno de esos partidos”, reveló en una entrevista que publica hoy The Guardian.
En la actualidad, Thompson reconoce que se olvida de las direcciones, qué partes de un libro leyó y qué programas de televisión miró. A veces incluso olvida el nombre de su esposa. También sufre de ansiedad y comenzó a tener ataques de pánico. Por momentos descubre que se vuelve agresivo sin una razón valedera. “Es raro. Es un poco como una experiencia extra corporal, para ser honesto, y sucede mucho más ahora”, confiesa.
Y volvió sobre aquella gloriosa Copa del Mundo: “No puedo recordarla. No tengo recuerdos. No tengo sentimientos al respecto. Nos ves levantando el trofeo y puedo verme ahí saltando. Pero no puedo recordarlo”. El dinero también se le evaporó de las manos. “Nadie podría decir nunca que estoy orientado hacia el dinero, solo quería una vida sencilla. Me hubiera gustado poder trabajar al aire libre y usar mi cuerpo y mi mente. Eso no va a suceder ahora. Tampoco me gustan las luces de la fama, solo quiero ser una persona normal”, reconoció.
Además, recapituló acerca de los orígenes del problema a The Guardian: “Yo era conocido por la cantidad de golpes de cabeza que tuve en los entrenamientos. ‘Está durmiendo, se levantará en un minuto’, decían mis compañeros”. Y contó respecto de esas duras sesiones con el scrum: “Empujaba hasta el punto en que mi cabeza comenzara a irse. De repente, cuando la presión desaparecía, empezaba a ver la luz, los pequeños puntos blancos, y no sabía dónde estaba durante unos segundos”.
Thompson está enojado con los clubes, porque cree que no han brindado el cuidado posterior adecuado, fastidioso con la Rugby Football Union y con la Asociación de Jugadores de Rugby, que cree que debería luchar más duro por los jugadores. “No quiero matar el juego. Lo quiero regulado”, asegura. Piensa que a los jugadores profesionales se les debería permitir jugar solo si se someten a un escáner cerebral al comienzo de cada temporada. “Cada año que se conduce un automóvil se obtiene una inspección técnica. El cuerpo es exactamente lo mismo. Si no funciona, no debería estar haciendo su trabajo. Suena horrible, porque los muchachos tendrán que retirarse a los 22 o 23 años. Pero créanme, es mejor terminar que estar donde estoy ahora”.