El reconocido referí internacional Wayne Barnes explica el Proceso de Contacto de Cabeza (HCP) y el rol que tendrá en el cambio de comportamiento para todos los involucrados en el rugby.
Los actos intencionales de juego sucio a la cabeza siguen pocos en el rugby profesional pero al poner como prioridad número uno el bienestar y seguridad del jugador, un nuevo Proceso de Contacto de Cabeza (HCP) se ha introducido para intentar reducir la cantidad de instancias aún más.
A principio de este año, jugadores, entrenadores, médicos y referís se reunieron para entre todos diseñar un marco claro y paso a paso para determinar si hubo contacto con la cabeza como resultado de una acción estable/no evitable y que sanción, de merecerse, debería ser.
El reconocido referí internacional Wayne Barnes explica como el HCP ahora involucra todos los contactos de cabeza, no solo los tackles altos, con ejemplos de golpes de hombro, colisiones de cabeza, limpieza de las formaciones y hand-offs de diferentes torneos en todo el mundo, todos destacados en un video claro y conciso.
“Esto se implementa para proteger a los jugadores. Cada uno de nosotros tiene un rol para hacer el rugby más seguro y ayudar a reducir el riesgo de lesiones. Por eso el rugby lo está tomando tan seriamente,” dice Barnes.
Como juego de colisión y dinamismo, el rugby inevitablemente trae un elemento de riesgo, pero todas las partes interesadas siguen trabajando duro para ofrecer un rugby lo más seguro posible, y la prevención de lesiones de cabeza están en el tope de la lista de prioridades.
Donde se cree que hubo un acto de juego sucio en la cabeza, el referí se hará una serie de preguntas de acuerdo con las guías de HCP:
- Hubo contacto con la cabeza?
- Hubo juego sucio?
Si la respuesta a alguna de estas dos preguntas es si, y se ha confirmado el juego sucio en la zona de la cabeza por los oficiales y el Television Match Official (TMO), entonces el referí evaluará el nivel de peligro involucrado.
El referí considerará si el contacto con la cabeza fue directo o indirecto y qué grado de fuerza utilizó el jugador bajo análisis para poder determinar el nivel de peligrosidad. La sanción apropiada, que va desde un penal a una tarjeta roja, surgirá de este proceso, con factores mitigantes para actos que podrían recibir tarjetas, a considerar. Dos ejemplos de tales factores mitigantes podrían ser alguna interrupción en la línea de visión o un repentino y significativo cambio de altura o movimiento del portador del balón.
Con suerte, en el futuro no escucharemos muchas veces a Barnes hablar al micrófono en un partido preguntándose ‘hubo contacto con la cabeza?’ Estén seguros que si necesita hacerlo, lo hará con el creciente poder que llegará con la conclusión correcta.
World Rugby