No fue una disertación cualquiera, de ésas con explicaciones tácticas o consejos técnicos -que obviamente también sirven y mucho-. No fue nada de eso a lo que estamos acostumbrados en un curso.
Todo lo contrario, fue una charla que sirvió como un llamado de atención para todo el rugby o un simple recordatorio de lo más sencillo y a la vez de lo más valioso que tiene este deporte -y que tanto envidian otras disciplinas-: su espíritu.
Pablo Garretón, quien fuera capitán de Los Pumas en el Mundial de 1991, llegó a Mendoza invitado por Liceo, para brindar una serie de charlas sobre los valores del rugby. La primera tuvo lugar la noche del jueves en el club de Carrodilla; mientras, anoche estuvo en la URC y este mediodía terminará su periplo en CPBM. Esta última disertación está programada para las 13 en Chacras.
En esta primera charla en el quincho “El Clavo”, el médico neurocirujano también fue distinguido por la Municipalidad de Maipú, que lo nombró “huésped de honor” y le entregó un presente.
El ex tercera línea tucumano anticipó los conceptos principales con los orígenes de esta disciplina, ya que opinó precisamente que el problema actual es que ha perdido su fin original: hacer hombres de bien, que el rugby sirva como fomento.
Para Garretón el asunto pasa por el desequilibrio actual. “No es la crisis social, ni la llegada del profesionalismo; el problema es que hay un desequilibrio entre la parte material y la parte inmaterial del juego. Hemos puesto demasiado énfasis en el juego, pero nos hemos olvidado del espíritu”, expresó, apoyado por un material audiovisual.
“El juego es opinable, nos puede gustar jugar de cual o tal manera, pero el espíritu no es opinable, porque son contenidos morales, la formación humana, la inteligencia y la voluntad”, agregó.
“En el rugby lo importante no es ganar sino ser mejores personas. Y con esto no me hago el puritano, porque yo como jugador también me he mandado mis macanas. Yo esto lo aprendí 10 años después de haber sido capitán de Los Pumas. Si lo hubiera sabido antes, creo que hubiera sido más provechoso”, destacó.
También indicó que el tema no pasa por la profesionalización o amateurismo. “El amateurismo no es un valor, es sólo un escenario, son las reglas que aceptamos. El problema es que se discontinuó la tradición y al rugby se han incorporado cosas que nada tienen que ver con su origen (groserías, insultos al árbitro, peleas, excesos, etc). El tercer tiempo es una parte fundamental y no lo estamos fomentando como se debe”, añadió.
Por Martín Sardá (Diario Los Andes/Mendoza)
El primer tiempo estuvo muy trabado en el contacto, por lo que ninguno de los dos equipos pudo contar con la suficiente profundidad para perforar el ingoal rival, a la vez...
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