Mirella Ruiz, cofundadora de KiwiHouse, promotora del partido, cuenta a AS cómo se gestó, qué significa y los efectos que ha tenido la expulsión del Mundial.
KiwiHouse se ha demostrado en los últimos años un motor de cambio en el rugby español. Esta promotora pretende incrustar el deporte ovalado, una anomalía histórica en un país que ha sido campeón del mundo de fútbol, baloncesto o balonmano, entre las potencias del menú deportivo nacional a base de grandes eventos y formación.
El próximo, con dos años de retraso por culpa de la pandemia, es el amistoso que medirá a la Selección masculina con los Classic All Blacks, un combinado de exinternacionales neozelandeses, en el Wanda Metropolitano el próximo día 21 de mayo. Mirella Ruiz, cofundadora de la casa y la cabeza visible en la organización del encuentro, desgrana a AS cómo se gestó, qué puede significar y qué ha supuesto la expulsión del Mundial decretada por World Rugby recientemente.
¿Cómo surge la idea de organizar un partido entre España y los Classic All Blacks?Surgió en 2019, durante el All Blacks Clinic (otra de las iniciativas de KiwiHouse). Ya no íbamos al Mundial de ese año y la ventana de noviembre era muy corta para la Selección. Al equipo nacional le habían dicho en la Federación que iban a tener un partido con los Maori All Blacks. En una cena, Mar Álvarez (la coordinadora de preparación física de la FER) dijo que iban a jugar contra ellos y un abogado de New Zealand Rugby presente le dijo que no, que la lista de espera era para muchos años y España no estaba en el mapa. Mar se quedó como diciendo “me cago en la leche”. Hablando posteriormente con un contacto que teníamos en Nueva Zelanda nos dijo “oye, Maori All Blacks no, pero hay esta otra opción que si se junta un buen grupo puede ser competitiva para España”.
Nos pusimos en contacto con Chris Hayden, el dueño de los Classic All Blacks. Un señor muy innovador en sus años, que registró todos los dominios de la marca All Blacks en internet y, cuando la Federación los necesito, los cedió quedándose el de los Classic, que tendrá hasta que muera.
¿Y de llevarlo al Wanda? No debe haber sido fácil.
Nosotros teníamos en mente un estadio de 25.000 o 30.000. Por circunstancias casuales, una persona en común que le le gustaba mucho los All Blacks, el Atlético de Madrid se enteró del proyecto y nos ofreció la opción. Es verdad que Madrid te asegura muchas entradas porque hay mucha gente, pero daba un poco de vértigo. Dijimos ‘mira, si lo hacemos de una forma ilusionante tras no ir al Mundial…’. Lo pusimos en un hueco que tenía el club, que era en mayo de 2020. El Atlético quiere convertir al Wanda en un estadio multifuncional y el rugby les encaja muy bien en eso. Hemos estado muy bien tratados, han estado muy pendientes y con una actitud que me quito el sombrero. Normalmente en los conciertos ceden los palcos y esta vez van a estar representados en el palco institucional. En el futuro creo que puede ser buen estadio para ver más rugby.
Si se consuma en la apelación la expulsión de España del Mundial, ¿en qué les afecta? ¿es grande el impacto en su negocio?
Nos afecta muchísimo. Hemos perdido tres patrocinadores que teníamos confirmados. Ahí ya tienes un impacto económico importante. Luego están las entradas, que se han congelado. El día siguiente a la noticia aún se vendieron, pero ahora está llegando poca gente, los rezagados. Los de rugby han dejado de comprar entradas hasta que hemos vuelto a decir con los Leones quieren jugar y utilizar el partido como altavoz. En KiwiHouse creemos que el rugby merece otro lugar en España y vamos a seguir trabajando. Tenemos planes para 2024 y 2026. Quiero seguir luchando para que el rugby siga viniendo a España. Pero al final la sensación que traslada esto es que en España somos mentirosos. Ese es el mayor daño que hace. A nosotros nos ha felicitado World Rugby poco antes de la resolución por las Series Mundiales de seven de Málaga y Sevilla, que es algo que hemos hecho nosotros solos, sin la Federación. Damos por un lado una visión de profesionalidad a World Rugby y por otro es como el Lazarillo de Tormes. No podemos hacer eso. Tenemos que dar una imagen profesional al mundo, de que el rugby está en España para quedarse. Por eso no vamos a dejar de hacer las cosas.
¿Ha habido algún amago por alguna de las partes de cancelar este partido o el amistoso contra Italia?
El jueves en el que salió la noticia de la expulsión estábamos en una reunión en una ciudad muy bonita de España para organizar el España-Italia. No puedo decir cuál, pero un planazo de fin de semana y se iban a volcar con el partido, con un estadio para 30.000 personas. Hay espacio en España para cosas así. Yo creo que va a salir adelante.
¿Hay posibilidad de que las series de seven de Málaga y Sevilla tengan continuidad en el tiempo?
De momento ha sido cosa de un año porque el calendario no se renovará hasta 2023. Pero están interesados en que cuando haya cambios, que se pretenden introducir, esté España. Hay sedes que no está claro que vayan a continuar. Hong Kong y China pueden peligrar y ahí tendríamos algo que decir. Lo bueno que tenemos los españoles es que en tres meses te montamos un pedazo de evento. En dos ciudades distintas, con muchísimos proveedores… Estamos todos agotados. Si nos dan otra oportunidad, espero que sea con más margen.
Vamos a traer al mejor equipo de rugby del mundo a España y queremos transmitir que ellos no saben a qué ciudad vienen. Que es una ciudad preparada para acoger los eventos deportivos más grandes. Hemos tratado de hacer un símil con situaciones que cualquier madrileño ha vivido. Queríamos captar a la gente de Madrid. Como ha pasado con el Europeo de bádminton, que la gente si ve que Carolina está en la ciudad va a verla. La gente sabe lo que son los All Blacks y el haka, pero no lo tiene en su día a día. Hay que hacer mucho ruido para que la gente se entere. El rugby llega a donde llega y los que lo siguen ya están con nosotros. El resto de entradas queremos que sea para gente de la ciudad o que vienen a visitarla.
¿Cuánta gente esperan en el Wanda? ¿Se ha resentido la venta de entradas o ha habido devoluciones tras la expulsión del Mundial?
El primer día vendimos 12.000 entradas. En diciembre de 2020 vendimos 30.000. Una locura. Hasta la pandemia estábamos en 37.000. Con las devoluciones que hemos tenido que hacer por los aplazamientos hemos perdido 11.000. Cuando lo relanzamos en noviembre había 24.000 y a día de hoy, 35.200.
¿Qué les gustaría poder decir de este partido en el futuro?
Que cambió el rumbo del rugby español. Qué ambicioso, ¿no? Ojalá sirva para que haya un cambio a partir de esto. Que el rugby se profesionalice en todos los estamentos: Federación, iniciativa privada… Este país es de fútbol, pero el rugby, bien planteado, puede tener una masa muy importante. El tercer tiempo nos encanta a todos y va mucho con nuestra forma de ser. No terminamos de creernos que podemos estar ahí. Nos da miedo y eso hay que cambiarlo.
¿Qué otros proyectos tienen en mente para el futuro?
Estamos trabajando con New Zealand Rugby para seguir trayendo clinics, a ver cómo lo podemos encajar. También queremos traer dos eventos internacionales. Los datos de momento son confidenciales. Uno de ellos está bastante avanzado, para 2024, y del otro sabremos más en septiembre.
¿Es agradecido ser promotora de eventos de rugby en España? ¿O alguna vez ha pensado para qué me meto en esto?
No es agradecido, para nada. Hay un poco la visión de que venimos a hacer dinero. Si me vieras la cara ahora… Por otro lado, como trabajamos con la Federación, nos ven como aliados y la Federación nos ve como proveedores externos. Estamos en medio de la nada. La gente que ha venido a los eventos sabe cómo trabajamos, lo que ofrecemos. Y creo que con el partido del Wanda nos va a conocer mucha gente. A partir de ahora tendremos más respeto. Y luego el rugby español a veces tiene actitudes críticas contra los que vienen de fuera a hacer cosas grandes. ¿Quién podía pensar hace dos años que Dan Carter viniera a España como embajador de un partido?
as.com