En Melbourne, Ariana Pérez estudia y trabaja “full time” en un café. Dejó de jugar un tiempo porque no se sentía cómoda, pero el amor por el deporte pudo más y volvió.
Dejó Córdoba en pos de cumplir un sueño, el mismo que la llevó a Australia a fines de mayo de 2022. Ariana Pérez es cordobesa y una pionera en muchos aspectos que envuelven al deporte que practica. Árbitra de rugby desde los 14, a sus 24 está radicada en Melbourne, donde está jugando para el Melbourne Uni 7s. Además, estudia, trabaja full time en un café y hace masajes deportivos en los momentos que tiene tiempo.
“Ari” no se pone plazos y afirma que “vive el presente, abierta a las posibilidades que vengan en la vida”. Jugadora del seleccionado argentino de rugby seven, la cordobesa cuenta a Mundo D que hacía tiempo venía pensando en buscar algún país para irse a jugar al exterior, y “Australia parecía un sueño lejano”. “En mi cabeza surgió la pregunta: ‘¿por qué no volverlo realidad?’ Si lo que es imposible es lo que realmente no intentamos. Y ahí empezó todo, en enero, pleno verano”, relata en la previa de un nuevo compromiso con su equipo.
La exjugadora de Universidad Nacional de Córdoba cuenta que siempre fue una persona a la que le gustó ir más allá de su zona de confort. “Me parecía que jugar afuera era algo que me empujaba a desarrollarme en otros aspectos de mi vida; más allá del deporte, también es por un crecimiento personal. Ponerme a prueba en todos los aspectos de mi vida para ser mejor jugadora y persona”, explica y asegura que el proceso fue “literalmente” de un día para otro.
“Lo decidí de esa forma en mi cabeza, con determinación, y empecé a buscar cómo podía cumplir ese sueño”, agrega.
LA AYUDA DE LOS “INCONDICIONALES”
Cuando comenzó a “diagramar” el sueño de jugar en el exterior, veía lejana la concreción; la falta de recursos para poder viajar no era un dato menor, pero un “domingo en familia” trajo la solución. “Estábamos en un asado y mi tía me comenta de la posibilidad de hacer una colecta solidaria; la verdad que en ese momento me negué, ya que para mí era un montón hacer una colecta, me daba vergüenza. Unos días después seguía resonando en mi cabeza la posibilidad de hacerla, busqué varias opciones antes de llevar a cabo esa movida, pero no encontré otra posibilidad”, confiesa la cordobesa.
Y lo que quiere Ariana Pérez hoy es disfrutar de su presente, exprimir esta experiencia en el rugby australiano, donde se juega todo el año la modalidad 15 y, a fines de la temporada, el formato seven.
En Melbourne, el rugby jugado por mujeres está en desarrollo, pero la competencia de seven se disputa a nivel nacional y es una de las mejores. “¡La verdad es que es una experiencia muy linda! En otras provincias el rugby es muy competitivo y a muy buen nivel”, dice Pérez, que por el momento dejó el referato en pausa. “Estoy acomodándome con mis cosas, organizando todo aún. Lo extraño bastante, pero sé que volveré”, advierte.
Ariana está en pleno proceso de adaptación. Extraña a su familia, a su perrito, los domingos de asado y los abrazos de su mamá con sus deliciosas comidas. “¡Y nada más y nada menos que el dulce de leche!”, dice con gracia. Hubo situaciones que no esperaba y que le dejaron distintas enseñanzas. La realidad fue diferente a las expectativas previas.
“Tuve que aprender a acomodarme día a día a lo que iba pasando en mi vida. Y algo que realmente no lo esperaba era dejar de jugar; dejé de jugar por un tiempo porque no me sentía cómoda; y si no lo estaba disfrutando, entonces ¿para qué hacerlo obligadamente? Me costó tomar la decisión de alejarme, pero al fin y al cabo vine a disfrutar de todo lo que hago. Claramente, no pude vivir mucho tiempo sin rugby y volví; ahora estoy en el equipo de la provincia de 7s, así que ¡más feliz imposible!”, asegura.
Y cierra: “No podría calificar lo que estoy viviendo porque no hay momentos buenos ni malos, simplemente hay que saber cómo recibirlos y de qué forma queremos que impacten en nuestra vida”.
Gentileza – Gabriela Martín
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