Inglaterra respondió a su peor año de resultados desde 2008 al despedir a Eddie Jones como entrenador, y se espera que Steve Borthwick tome el relevo con el desafío de recuperar la identidad, buenos resultados y que el equipo juegue buen rugby.
La agencia de noticias PA realizó un análisis de Borthwick antes del Seis Naciones 2023 es confirmado en el puesto.
Forjar una identidad
Inglaterra perdió el rumbo a raíz de su derrota en la final de la Copa del Mundo de 2019 ante Sudáfrica. Las tácticas confusas y la selección aleatoria se vieron exacerbadas por la alta rotación de jugadores lo que ayudó a crear una crisis de identidad la cual realmente se afianzó en el Seis Naciones de 2021. Más allá del compromiso y la resiliencia, un equipo confundido carecía de características definitorias y, al final de la serie de otoño reciente, incluso su lucha se había esfumado. Borthwick debe proporcionar inmediatamente a Inglaterra claridad sobre quiénes y qué son frente al rugby internacional.
Encuentra un renovado sentido de propósito
Una vez que se establezca la identidad del equipo, se debe establecer un sentido renovado de propósito y pertenencia. Alejándose de la era de Jones, deje de hablar de la Copa del Mundo y concéntrese en un solo objetivo: ganar el Seis Naciones. Una notable admisión de Jones tras la derrota por 30-29 ante Argentina que abrió la ventana de noviembre fue que se había perdido el enfoque debido a su planificación para el mundial en Francia que comienza en nueve meses. La voluntad de Jones de sacrificar todo en pos de ganar la Copa del Mundo fue dañina para el equipo y dañó la relación con los hinchas, quienes pagan altos precios de entradas para ver a Inglaterra triunfar aquí y ahora.
Reconstruir los cimientos
Puede que no acelere el pulso, pero restaurar los pilares tradicionales de la fuerza inglesa en la defensa y el scrum proporcionaría una línea de base para ser difícil de vencer, y tal vez más. Ambos se han convertido en áreas de preocupación durante el último año. La defensa ya no es la fuerza dominante vista bajo John Mitchell, el entrenador asistente que se fue hace 18 meses, y el scrum fue alarmantemente vulnerable en noviembre contra Sudáfrica, coronando un mal año en ese aspecto.
Detener el carrusel de selección
Durante sus siete años a cargo, Jones convocó a 112 jugadores, 14 de los cuales hicieron una sola aparición. El australiano era leal a un núcleo de jugadores experimentados y establecidos, pero con frecuencia cortaba y cambiaba lo que generaba un mar de dudas y confusión. Experimentar en la selección es una parte válida del trabajo, pero a veces parecía totalmente aleatorio, con jugadores que iban y venían sin razón aparente, a veces nunca más se los volvía a ver, y otros regresaban inexplicablemente en una fecha posterior; solo habría que preguntarle a Joe Marchant , Ben Earl y Ollie Lawrence.
Reavivar el ataque
En ninguna parte es más evidente el malestar de Inglaterra bajo Jones que en el ataque. Scott Wisemantel, el excelente entrenador de ataque australiano que se fue después de la Copa del Mundo de 2019, nunca ha sido reemplazado adecuadamente, pero 2022 ha sido especialmente incoherente cuando Inglaterra tuvo que poner en práctica un libreto de juego de toda la cancha. El centro del problema está el eje de creación de juego de Marcus Smith y Owen Farrell, que se ha disparado esporádicamente para plantear la pregunta de ¿Cuánto tiempo debería Inglaterra persistir con una asociación basada solo en la promesa? Borthwick puede decidir si está dupla funciona o no en la posición de apertura y centro o deberá volver a las bases y decidirse por un Nº10 que sea útil al equipo.
Agencia PA