El rugby argentino está lleno de grandes leyendas. Quizás muchos de ellos hoy no tengan un papel preponderante dentro de la nueva estructura profesional, pero si se repasa todo lo que se tuvo que transitar hasta llegar a este excelente presente, no hay manera de poder olvidar a quienes de una u otra manera pusieron su granito de arena para que hoy Argentina forme parte del Tier 1 (ranking de las 10 potencias del rugby mundial).
Una de estas figuras que dejó su sello es Ángel “Papuchi” Guastella. El ex entrenador de Los Pumas en la década de los ochenta, quien estuvo al frente del seleccionado nacional en el primer Mundial de la historia en 1987, hoy tiene una mirada más que objetiva de lo que le está sucediendo a este deporte y sin quererlo traza una línea paralela entre lo que fueron los años de gloria del conjunto de camiseta celeste y blanca en aquella época y los logros obtenidos tan importantes como el tercer puesto del Mundial 2007.
-¿Cuánta diferencia existe desde cuando fue técnico de Los Pumas en 1987 a hoy?
-Creo que la gran diferencia que existe entre aquel equipo de Los Pumas y el de la actualidad es que ganan los de hoy por 70 puntos.
-¿A qué se debe esa diferencia?
-Se debe al condicionamiento físico que se ha logrado en los últimos 20 años.
-¿Qué lectura se puede hacer de la actuación de Argentina en el primer Mundial en Nueva Zelanda en donde no se clasificó a la segunda rueda y el tercer puesto en Francia?
-La gran diferencia que existe entre aquel plantel de los Pumas y el de hoy se debe a que los que lograron el tercer puesto en Francia son todos profesionales y los que me tocó entrenar a mí eran amateur en un 100%. Los jugadores actuales están jugando en los mejores equipos del rugby europeo, con los mejores entrenadores del mundo, y antes todos jugaban en el rugby local. Recuerdo que si bien estuve al frente del seleccionado nacional en 1987, cuando hacíamos una gira, uno ya notaba cierto profesionalismo y orden en todas las estructuras. Un dato que no es menor es que hoy se analiza al rugby casi de una manera de laboratorio, no se deja nada al azar.
-¿Porqué considera que en el corazón de todo el rugby argentino aún queda el recuerdo de aquellos Pumas que llenabanVélez y Ferro con Hugo Porta a la cabeza?
-En aquella época los jugadores no eran tan físicos y el que marcaba diferencias se debía a la inteligencia y a la habilidad que tenían para afrontar cada test match, conocimientos que los aprendían en los clubes. Los clubes de Argentina son el espacio en donde se forman los futuros Pumas. Por eso el club debe continuar con la misma idiosincrasia porque es la unidad estructural y funcional del rugby argentino. El rugby de nuestro país funciona así pero eso no quita de que los mejores jugadores jueguen en el exterior y los chicos de acá por suerte hoy cuentan con los centros de Alto Rendimiento y poco a poco se irán formando los Pumas locales en el alto nivel. Es muy difícil lograr lo que vienen haciendo los seleccionados que consiguieron el tercer puesto en Francia a esta parte. La única manera de equilibrar la balanza es que quienes forman parte del los distintos Pladar, trabajen de manera seria y así cuando les toque enfrentar una competencia de carácter internacional, lo hagan con creces. Ojo con esto de que vamos a jugar el Cuatro Naciones en el 2012. Es importante que no hagamos castillos en el aire, porque nos puede ir o muy bien como no tanto. La gran diferencia está en la relación del profesional y en la preparación del amateur. Pero además hay algo fundamental y es que siempre hubo unidades de grupos muy buenos entre profesionales y amateurs, sólo que hay algo que se debe aclarar y es que los amateurs nunca tuvieron los mismos tiempos de descanso que los profesionales y eso se notó siempre.
-¿Cree que el equipo que enfrentó a Francia en la última ventaja de junio es un fiel reflejo del rugby nacional?
-No. Son argentinos que juegan en otros países. En este sentido también varias veces me ha surgido la pregunta dentro de la Unión Argentina de porqué Los Pumas no juegan más dos test macth en Buenos Aires. Y la respuesta fue muy clara: porque se pierde dinero. No se llenan las canchas, para llenarlas hay que regalar miles y miles entradas de favor y cumplir con los sponsor. Diferente fue en la década de los ochenta en donde llenamos la cancha de Vélez cuando jugamos ante Francia en el 1986 con 90 mil personas (45 en cada partido). En donde se pagaron 35 mil entradas en cada uno de los partidos y eso hoy es muy difícil de lograrlo.
-¿A qué se debió esta mudanza a Tucumán?
-Yo me siento un profesional no rentado (risas). Siempre viví de la docencia y al rugby lo hacía por el placer de hacerlo, y después de jubilarme, mis amigos tucumanos me invitan y me quedo dos o tres meses hasta que me aburro y pego la vuelta a Buenos Aires.
-¿Qué opinión tiene del rugby argentino?
-Me gusta más el rugby del interior que el de Buenos Aires. El rugby en el interior es menos estructurado y menos codificado al rugby porteño. No creo que hoy los entrenadores sepan que deben hacer jugadores consagrados como Ramiro Pez o Francisco Leonelli por ejemplo en La Tablada, ya que ellos saben perfectamente lo que deben hacer. El entrenador desde afuera solamente establece un formato de juego, y los jugadores dentro de la cancha son los que juegan de acuerdo a su criterio.
-¿Cómo fue esto de presentar un libro en Córdoba?
-Al encontrarme con más tiempo en Tucumán empecé a escribir tipo una guía o un manual y un día Jorge Roca me dijo: ‘hay que publicarlo’, y fue él quien puso el di-nero para editarlo. Cuando lo vi terminado, pensé: ‘es una excelente guía teórica práctica’.
Por Martín Quetglas
www.alrugby.com
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