Casado con una galesa, con quien tiene dos hijas, el segunda línea regresó al seleccionado tras 19 meses de ausencia.
PUERTO MADRYN, Chubut.- Sol pleno, temperatura muy agradable -merodeó los 10°- y los parsimoniosos dibujos que hicieron durante todo el día dos ballenas en el corazón del Golfo Nuevo, hacia donde mira esta ciudad, resultaron el contexto de bienvenida ideal para los Pumas, que por primera vez visitan el sur argentino. Pero como aquí la selección vino a prepararse para el estreno de la temporada, no hubo nada de distracciones. Hubo dedicación absoluta al trabajo.
Después de casi siete meses sin verse y con las horas contadas para el primer choque con Gales, por disputarse el domingo próximo, se percibió esa motivación por el reencuentro. El regreso tiene otros matices, al menos en lo personal, para Rimas Alvarez. Es que de los 13 tests que se disputaron desde el Mundial 2003, el segunda línea sólo participó de dos: en noviembre de 2004 actuó ante Francia (24-14) e Irlanda (19-21). Se ausentó de los compromisos de mediados de 2004 porque debía jugar para Perpignan, su club, y en 2005, una lesión lo marginó durante casi todo el año. Y si le hicieran falta razones para que la vuelta sea especial, habría que apuntar que no juega en pareja con Ignacio Fernández Lobbe, desde la Copa del Mundo de Australia. Sin embargo, probablemente, la razón más particular para el Flaco Rimas tiene que ver con sus lazos familiares. Porque en la gira que hizo el seleccionado por Cardiff en 2001 conoció a Lisa Griffiths, una galesa a quien invitó al cotejo en el Millennium Stadium (histórico éxito argentino por 30-16). Luego la relación se consolidó y se casaron dos años más tarde. Ahora disfruta de sus hijas mellizas, Gwen y Megan, de casi 17 meses, y para septiembre esperan la llegada de la tercera niña.
“Con mi esposa no hicimos ninguna apuesta, no me dijo nada. A ella le gusta el rugby y sé que hincha por mí. Me deseó suerte y quiere que me vaya bien después tal vez tenga que comprarle un lavaplatos”, comentó con una sonrisa Alvarez sobre lo que puede pasar en su casa tras la serie con Gales. Será la primera vez que enfrente al seleccionado del país del cual es su esposa, que en esta ocasión no pudo acompañarlo.
Alvarez, de 31 años, vive con gran expectativa esta vuelta a los Pumas, 19 meses después de su última actuación: “Es una alegría y un desafío estar otra vez acá, y espero este partido con mucha expectativa. Desde que me recuperé de la lesión en la rodilla siento que todavía no llegué a mi mejor nivel, pero estoy bien y con muchísimas ganas; con eso puedo compensar oras cosas”, indicó.
-¿En qué estado se encuentran?
-Aunque la situación no es nueva, no es fácil la primera semana cuando nos juntamos después de tantos meses, porque hay poco margen para preparar del partido. El equipo está compenetrado en el juego y en lo que tiene que hacer. No dudo de que vamos a llegar bien al test del domingo.
– ¿Gales da cierto handicap por venir con un plantel diezmado y por el debut de su técnico?
-No. Eso es un riesgo mayor, porque los nuevos van a dar lo máximo porque se quieren ganar la confianza del nuevo entrenador con vistas al Mundial del año que viene. Además, el primer rival que tenemos los Pumas somos nosotros mismos. Sabemos que no podemos dar ventajas.
Gambarini llegó pelado, pero sin bautismo
Se sabe que cuando un jugador es convocado por primera vez a los Pumas se le corta el pelo como bautismo. Pero Pablo Gambarini se anticipó y llegó a Puerto Madryn rapado porque la semana pasada se recibió de licenciado en Comercialización.
Por Santiago Roccetti