La clave del rendimiento azzurro en la segunda parte estuvo en el impacto de sus jóvenes reemplazos, un grupo que el propio Quesada apodó como el “Escuadrón Granada”, en respuesta al famoso “Bomb Squad” sudafricano. Mientras los Boks presentaron una banca 6-2 con 466 caps en total, Italia se plantó con tres debutantes y apenas 46 apariciones combinadas en partidos internacionales.
“Creo que tuvimos a nuestro equipo de Granada, que lo hizo muy bien. El equipo que arrancó la segunda parte jugó con gran intensidad y los suplentes aportaron muchísimo, incluso los que jugaban su primer test”, destacó el head coach argentino.
Quesada también resaltó la influencia del liderazgo interno:
“Gran parte del mérito es del capitán y los líderes por la forma en que hablaron y prepararon al equipo para manejar esa segunda mitad. Lo clave fue la disciplina y creer más en nosotros mismos”.
El planteo táctico italiano fue claro desde el inicio. A pesar de tener bajas por lesiones, Quesada apostó por una banca con más potencia física:
“Es difícil pensar en un banco 5-3 contra Sudáfrica. Estamos obligados a usar un 6+2, no podemos permitirnos tener un forward menos”, explicó el DT antes del partido.
Por su parte, Rassie Erasmus, entrenador sudafricano, reconoció que su equipo perdió intensidad en la segunda mitad. A pesar de haber ingresado un nuevo frente de cinco forwards temprano en el complemento, los Boks no lograron imponer su habitual dominio físico.
“No sentimos que tuviéramos intensidad. Italia nos frenó de forma legal en los contactos y atacamos desde rucks muy lentos. Es preocupante conceder tres tries”, admitió Erasmus.
Aunque el resultado quedó en manos de Sudáfrica, Italia dejó señales de evolución bajo la conducción de Quesada, con un grupo joven que mostró actitud, identidad y que no se intimidó ante el campeón del mundo en su casa.
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