R360 busca atraer a las estrellas del Rugby Union, y se estima que ya han convencido a aproximadamente 160 jugadores para que se inscriban. Los planes iniciales son que comience en septiembre de 2026, pero todavía hay una serie de obstáculos que superar antes de que realmente pueda despegar, aunque la nueva liga cuenta con mucho dinero. Según informes, hasta 10 jugadores de Inglaterra que participaron en test matches durante el año pasado hicieron acuerdos precontractuales, mientras que se afirmó que cuatro Springboks “de alto perfil” también se inscribieron. Además, se estima que algunos argentinos también estarían interesados en la propuesta.
En torno a la nueva propuesta, Jeff Wilson, Mils Muliaina y Justin Marshall creen que la nueva liga rebelde es una amenaza real para el orden establecido del deporte e insisten en que World Rugby debe tomar medidas y hablaron al respecto en The Breakdown.
“Sin duda, es un punto de inflexión y ya tiene mucho recorrido. Hace un par de meses, uno pensaba que nunca despegaría. El rugby mundial estará preocupado, las competiciones estarán preocupadas. Han fichado a algunos jugadores. Es la ventana que va a estar durante el Super Rugby. Si yo fuera World Rugby, estaría muy preocupado ahora mismo. ¿Cómo se ve?”, comentó Muliaina.
Por su parte, Wilson estuvo de acuerdo, aunque estableció que la competencia podría chocar con las mejores ligas del mundo. “Esto básicamente devastaría todas las competiciones en el mundo porque todas son las mismas ventanas. Están hablando de jugar al mismo tiempo que el Top 14, la Japan Rugby League One, el Super Rugby; de repente, estás completando plantillas con jugadores de todo el mundo. Quieres tener credibilidad, así que intentas sacar lo mejor de Nueva Zelanda, lo mejor de Sudáfrica, Australia. Esto es algo con lo que World Rugby tendrá que lidiar, y probablemente sea la prueba más verdadera de profesionalismo”, expresó.
Mientras que Marshall lo comparó con el golf, donde varios de los mejores jugadores de este deporte abandonaron el circuito de la PGA para unirse al LIV Golf, respaldado por Arabia Saudita, con contratos exorbitantes. “Va a tener un impacto enorme en el rugby internacional. Las diferencias entre los Mo’unga que se van y los Jordie Barrett… sí, ganan mucho dinero, pero no esta cantidad. Como jugador internacional de rugby, asegurar tu futuro es como lo han hecho los golfistas. Al final, saben que aún pueden competir, pero ya no tienen que preocuparse por el dinero”, mencionó.