Tras la histórica victoria en Ellis Park, los Wallabies ya se entrenan en Ciudad del Cabo con el objetivo de lograr consistencia, el gran déficit del rugby australiano en la última década.
El triunfo ante los Springboks tuvo un alto impacto mundial, pero también dejó bajas: James Slipper y Dylan Pietsch no estarán en la revancha.
Andrew Kellaway remarcó que vencer a Sudáfrica como visitante es un gran logro, pero que de nada sirve si no se sostiene en el tiempo: el desafío es mantener el nivel, no solo celebrar una victoria aislada.
El plantel cuenta con un núcleo experimentado (O’Connor, White y otros) que aporta cohesión y madurez, reflejo de un proceso de varios años que dio continuidad a muchos jugadores. Según Kellaway, ya se empieza a notar esa evolución, aunque el equipo todavía está lejos del nivel deseado.
De cara al partido en el DHL Stadium, donde Australia no gana desde 1992, el mensaje es claro: esperan una dura respuesta de los Springboks, fieles a su plan de juego físico y basado en el kick-and-chase, y los Wallabies deberán estar listos en lo mental y lo físico para enfrentarlo.