El rugby australiano atraviesa un momento decisivo. Entre la incertidumbre y las críticas, el proyecto R360 aparece como una posible tabla de salvación para los Wallabies, con miras a la Rugby World Cup 2027. ¿Es una revolución real o una simple moda pasajera?
A pesar del escepticismo inicial, R360 genera expectativa en Rugby Australia (RA). El formato, previsto para 2026, podría convertirse en un recurso estratégico en la lucha contra la NRL y otros deportes que compiten por talentos y audiencias.
El atractivo para los jugadores es evidente: contratos millonarios, viajes internacionales y la posibilidad de volver a competir a nivel mundial, algo que el rugby league no ofrece.
La abolición de la Ley Giteau llegó en un momento clave. Según el CEO de RA, Phil Waugh, ya existen conversaciones con R360 y algunos jugadores firmaron contratos preliminares.
La medida abre la puerta para que talentos de la NRL, incluso de Nueva Zelanda con residencia en Australia, puedan vestir la camiseta de los Wallabies en 2027. La llegada de un entrenador con pasado en el rugby league refuerza aún más esta estrategia de captación.
El impacto en la NRL y la estrategia hacia la RWC 2027
Los informes de que la NRL evalúa sanciones de por vida a quienes rompan contratos para unirse al R360 muestran cuán disruptivo puede ser el proyecto.
Con la NRL planificando su expansión a 18 equipos en 2027 y 19 en 2028, el lanzamiento del R360 en 2026 podría darle a RA un contrapeso competitivo justo antes del Mundial de Rugby en Australia.
Para los Wallabies, significa ampliar la base de jugadores disponibles y sumar variantes para afrontar la cita mundialista con aspiraciones reales.
La programación también juega un rol clave. Llama la atención que el próximo partido de la Bledisloe Cup en Auckland coincida con la gran final de la AFL, un error estratégico que resta visibilidad al rugby union.
Sin embargo, RA tiene margen para corregir el rumbo: organizar un test match anual de los Wallabies en Melbourne durante el fin de semana libre previo a la final de la AFL podría convertirse en una victoria sostenida en el corazón de un mercado difícil de conquistar.
Con la RWC 2027 en el horizonte, Rugby Australia no tiene margen de error. El R360 representa un riesgo, pero también la oportunidad de oro para recuperar terreno perdido frente a la NRL y la AFL.
Si logra aprovechar este proyecto y capitalizar la Copa del Mundo en casa, el rugby australiano podría iniciar un nuevo ciclo de protagonismo global.