El ex pilar de Inglaterra y referente de Harlequins, Joe Marler, habló sin filtros sobre el episodio más difícil de su vida personal: un ataque de furia que lo llevó a destrozar su casa y abandonar a su esposa embarazada. A partir de ese momento, el ex jugador entendió que necesitaba ayuda profesional y se convirtió en uno de los principales defensores de la salud mental en el rugby.
De figura del rugby inglés a embajador de la salud mental
Marler, reconocido por su carácter extrovertido y su estilo inconfundible dentro y fuera de la cancha, disputó 95 partidos con Inglaterra, fue parte de dos Copas del Mundo y llegó a integrar los British & Irish Lions, además de sumar casi 300 presencias con Harlequins.
Sin embargo, detrás de esa imagen pública, el jugador británico luchaba contra la depresión y la ansiedad, algo que recién reconoció con el paso del tiempo.
Tras su retiro en noviembre de 2024, Marler decidió compartir su historia a través del documental de Sky Sports “Big Boys Don’t Cry” y en sus memorias tituladas Loose Head, donde detalla los desafíos emocionales que enfrentó durante su carrera profesional.
“Perdí completamente el control”
En una entrevista con The Guardian, el ex internacional inglés recordó un episodio ocurrido en 2018, cuando una discusión menor con su esposa Daisy —embarazada de siete meses— lo llevó a un colapso emocional.
“Empecé a destrozar la cocina y me fui sin rumbo. Fue mi punto más bajo. No reconocía quién era”, confesó Marler. “Volví 30 minutos después y vi a Daisy llorando. En ese momento supe que necesitaba ayuda”.
El médico de Harlequins fue quien notó sus lesiones y lo animó a buscar tratamiento psicológico. “Fui a ver a un terapeuta llamado Humphrey, y aunque al principio no me sentía cómodo, fue una de las mejores decisiones de mi vida”, contó el ex jugador.
Desde entonces, Marler continúa en terapia y toma medicación para controlar su ansiedad. También ha aprendido a identificar los desencadenantes emocionales y a aplicar técnicas para mantener el equilibrio.
“Mi salud mental es tan importante como mi salud física”, sostuvo en una entrevista con Men’s Health. “Aprendí que no puedo controlar lo que me pasa, pero sí cómo reacciono”.
Hoy, a los 35 años, el ex pilar inglés utiliza su historia para romper el estigma sobre la salud mental en el deporte, alentando a otros jugadores a hablar y buscar ayuda.
“Sabemos que debemos ser mentalmente fuertes y físicamente aptos, pero aún existe una desconexión: la gente sigue sin querer hablar de su mente. Y eso tiene que cambiar”, concluyó.
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