Ser un All Black va mucho más allá de los partidos de rugby. Los jugadores no solo representan a Nueva Zelanda en la cancha, sino que también son embajadores de la marca del equipo, participando activamente en eventos comerciales que generan millones de dólares en ingresos por patrocinio.
El lunes pasado, Beauden Barrett, Quinn Tupaea y Anton Lienert-Brown participaron de un evento de gala en el Waldorf Astoria de Chicago, donde compartieron con empresarios estadounidenses y reforzaron la importancia de los All Blacks fuera del campo. Lo que antes se consideraba una obligación ahora se entiende como una oportunidad estratégica: fortalecer la marca, conectar con patrocinadores y asegurar la sustentabilidad del rugby neozelandés.
Según Megan Compain, gerente comercial del equipo, los ingresos anuales por patrocinio alcanzan los 130 millones de dólares, gracias a la incorporación de nuevos socios como Gallagher Insurance.
“Eres un All Black las 24 horas del día, dentro y fuera de la cancha. Esto significa presentarte siempre en tu mejor versión”, afirmó.
La marca All Black es clave para financiar todo el deporte en Nueva Zelanda. La participación de los jugadores en redes sociales y eventos es ahora parte esencial de su rol profesional, un cambio notable respecto al pasado, cuando entrenadores como John Mitchell no veían la actividad comercial como prioridad.
El enfoque actual busca un equilibrio entre rendimiento y marketing, con la expectativa clara de que los jugadores, tanto All Blacks como Black Ferns, formen parte de la maquinaria de patrocinio sin comprometer su desempeño en el campo. El crecimiento comercial seguirá siendo una pieza clave de cara al próximo ciclo mundialista, con oportunidades de expansión internacional y acuerdos más lucrativos.
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