La suspensión de 12 partidos impuesta a Eben Etzebeth por World Rugby, tras su expulsión en el test ante Gales, dejó un impacto inmediato en los Springboks y, sobre todo, en los Sharks, que perderán a una de sus figuras hasta fines de marzo de 2026. Pero más allá del castigo, el segunda línea sudafricano decidió dar su versión: un descargo extenso, directo y cargado de autocrítica.
Etzebeth fue expulsado bajo la Ley 9.12, que incluye acciones de juego sucio, particularmente el contacto con la zona de los ojos. La imagen en cámara lenta dio la vuelta al mundo y generó críticas duras, incluso de ex jugadores y analistas que no suelen opinar sobre disciplina.
En este escenario, el forward eligió hablar cuando la audiencia disciplinaria ya había concluido.
En el mensaje publicado en sus redes sociales, Etzebeth se mostró lejos de cualquier intención de justificar lo ocurrido: “Acepto mi culpa. Cometí un error y estoy dispuesto a cumplir la suspensión que me corresponde. No quiero que los chicos que admiran a los Springboks crean que está bien lastimar los ojos a alguien, porque no lo está”.
El jugador explica que su intención no fue realizar un ataque directo a la cara o al área ocular, sino que su reacción se dio en un contexto de forcejeo que, según él, cambió de dinámica por la intervención de varios jugadores.
El segunda línea desglosó la secuencia en tres momentos, apoyándose en imágenes:
1. El golpe previo del jugador galés Según Etzebeth, la acción se desata cuando el Nº7 de Gales lo golpea con la mano abierta en la zona de la barbilla: “Miro al árbitro asistente esperando una reacción, sin responder aún. Luego me tiran de la camiseta y reacciono con una acción similar”. 2. Un contacto que cambia por la intervención de otros jugadores El sudafricano afirma que su primer punto de contacto es el hombro del rival, no la cara: “Cuando él me golpeó yo estaba quieto. En mi respuesta, dos jugadores galeses y uno propio alteran la dinámica: empujan al Nº7 justo cuando voy con mi mano abierta hacia su hombro”. 3. Otro ángulo para mostrar la acción Etzebeth sostiene que, desde distintas cámaras, puede verse que su gesto no fue intencional.
Más allá del análisis técnico, Etzebeth cerró con un tono introspectivo: “Nunca haría algo así a propósito. Ha sido mi primera tarjeta roja desde que empecé a jugar. Quiero que sea la última”.
También agradeció a quienes lo apoyaron y reconoció la decepción de quienes criticaron su accionar: “Entiendo por qué muchos se enojaron. En cámara lenta no se ve bien. Espero que ahora tengan más contexto”.
La decisión disciplinaria de World Rugby es una de las más duras que ha recibido un jugador de elite en los últimos años. Etzebeth, referente de los Springboks y uno de los forwards más influyentes del planeta, estará fuera de las canchas durante una parte clave de la temporada 2025/26.
Pero su comunicado, lejos de la negación, abre un debate interesante: ¿Alcanza el contexto para comprender una acción sancionable, o la responsabilidad del jugador sigue siendo absoluta?
En Sudáfrica, el tema ya divide opiniones. En el mundo del rugby, deja un recordatorio: la línea entre la fricción propia del contacto y la peligrosidad es cada vez más delgada.








