Ardie Savea volvió a reafirmar su lugar como uno de los jugadores más influyentes del rugby kiwi al quedarse, por tercera vez en su carrera (2019, 2023 y ahora 2025), con el Kelvin R. Tremain Memorial, el premio más prestigioso que entrega New Zealand Rugby. En una temporada donde alcanzó los 100 tests con los All Blacks, Savea dominó tanto a nivel internacional como en Super Rugby Pacific —donde brilló con Moana Pasifika— superando en las votaciones a nombres fuertes como Fabian Holland, Cam Roigard y Quinn Tupaea.
La ceremonia también confirmó el impacto de la nueva generación femenina. La joven Braxton Sorensen-McGee, ya elegida Revelación del Año por World Rugby, se llevó los premios a Jugadora del Año de las Black Ferns y Jugadora del Año por Categoría de Edad. En paralelo, la leyenda Portia Woodman-Wickliffe sumó dos distinciones claves, incluyendo el Tom French Memorial, que reconoce a la mejor jugadora maorí del país.
Las Black Ferns Sevens reafirmaron su dominio al ser elegidas por segundo año consecutivo como Equipo del Año, mientras que su head coach Cory Sweeney alcanzó un hito histórico con su sexto premio como Entrenador del Año, consolidándose como el técnico más laureado en esta categoría. En formato seven también destacaron Jorja Miller —jugadora del año del circuito mundial— y la nueva capitana de los All Blacks Sevens, Tone Ng Shiu.
La noche incluyó además reconocimientos emotivos, como el Steinlager Salver para el fallecido Luke Crawford, figura clave en la integración del te reo y la cultura maorí dentro del rugby neozelandés. También hubo premios provinciales, distinciones a entrenadores campeones como Rob Penney (Crusaders) y Willie Walker (Blues), y el reconocimiento a referentes históricos como Sam Whitelock y Les Elder por su servicio a la NZRPA.
Como destacó el CEO saliente Mark Robinson, la ceremonia volvió a mostrar la esencia del rugby en Nueva Zelanda: un deporte donde conviven la élite mundial, el talento joven y la base comunitaria que sostiene la identidad ovalada del país.
