El largo camino hacia el profesionalismo ha terminado por devorar al último romántico del rugby español. El Quesos Entrepinares abandona la política de cantera.
El largo camino hacia el profesionalismo ha terminado por devorar al último romántico del rugby español. El Quesos Entrepinares abandona la política de cantera, la seña de identidad más característica y particular del club vallisoletano, para acercarse a la realidad y tratar de componer una plantilla acorde a la dureza que le espera para las temporadas venideras.
Miguel Velasco pidió personalmente a la directiva que hiciera este cambio y contratara a los argentinos Conrado y Leandro, los dos primeros jugadores que cobrarán por trabajar dentro de la estructura del club, además de jugar en el equipo de División de Honor.
El técnico pretende convencer a Dani Baeza para volver al rugby de elite y perderá a Benjamín Pardo, que en enero se marchará a Nueva Zelanda.
Además, el Quesos Entrepinares ha contratado al preparador físico Santiago Gutiérrez, que descargará de trabajo en esta faceta a Fernando Calle.
El organigrama médico se ampliará con el dúo que formarán Eutiquio ‘Tico’ Gómez y su hija Mara, quienes se encargarán de todo el trabajo como fisioterapeutas.