Parece una maldición. Una cosa de brujas. O quizás no tanto. Puede ser que tenga una razón más lógica. La cuestión es que ningún equipo tucumano puede consagrarse a nivel nacional.
Algunos estuvieron muy cerca, perdieron en los últimos minutos o se les escapó de las manos. Otros perdieron sin atenuantes, como Cardenales el sábado.
La cuestión es que se agranda la lista de equipos tucumanos que llegan a las finales del Torneo del Interior y no pueden consagrarse. Cardenales en 2001, 2003 y 2010; Universitario en 2002 y 2009 y Los Tarcos en 2004 llegaron al último partido pero sólo para ver festejos ajenos.
A ellos habrá que sumarle los que llegaron a las finales de los Nacionales: Tucumán Rugby en 1993 y 2007 y Los Tarcos en 2004. Algo, seguramente, habrá que trabajar. Una, dos o tres finales pueden ser una casualidad. Nueve ya no.
Analizando los atenuantes, los equipos parecen ceder ante las presiones de una definición.
Cardenales no fue ni por asomo el brillante equipo que le arrebató la corona al campeón anterior, Duendes, en su propia casa.
En el Regional del Noroeste argentino no se juegan las instancias de playoffs, por lo que los equipos pueden llegar a estar desacostumbrados a este tipo de partidos que, se sabe, son diferentes a cualquier otro cotejo. Una final es una final. Y sólo los que pasaron por ese tipo de instancia sabe de qué significa un partido de esas características.
Otra cosa. El campeonato de aquella parte del país es largo y desgastante, lo que disminuye mental y físicamente a los equipos de la región. Tal como le pasó a Universitario, el vigente campeón, en el torneo que acaba de culminar.
Ahora Cardenales tiene la chance de revancha en el Nacional. Será difícil, pero toda una provincia estará pendiente de que dejen su prestigio bien en alto.
Por: Juan Urchevich
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