El frío de Dublín calaba bien profundo en los huesos. Dicen que en un momento de la tarde llegaron a hacer -7ºC; alguno habló de -11. Ni siquiera de la cancha subía algo del calor que Los Pumas deberían haber provisto.
Terminó la temporada y el equipo no aparece. Dos triunfos en seis partidos es el flojo resultado de una campaña que debía ser clave a menos de un año del Mundial. El cierre fue pobre y lo más preocupante es que es difícil buscar lo positivo de un equipo que no aparece.
El arranque de la gira en Verona mostró un equipo en formación. Esa es la razón, excusa, siempre que está arrancando una gira. Que no hubo tiempo de preparación es una realidad del rugby argentino. Por suerte, el rival fue Italia, que no es demandante y se pudo conseguir un trabajoso triunfo. El 22-16 no dejó tranquilidad ya que hasta el cierre, los italianos estuvieron a tiro de dar vuelta un encuentro que no sólo mostró falencias en el scrum sino que sólo trajo un try, a la postre el único de la gira.
Francia fue, a los ojos del equipo, una mejora en el desempeño argentino. Lo que mejoró si se quiere fue el aspecto defensivo y un ordenamiento en el scrum. Claro que Australia podría haber puesto un diferente contexto al ganarle, una semana después y en el Stade de France, a los galos por 59-16.
Entonces la llegada a Dublín era con la esperanza de terminar la gira en alza. Nunca antes habían ganado Los Pumas un test match en esta ciudad. Tampoco ayudó que en las dos noches previas al test cayera una gran manta de nieve que vistió de blanco a una de las capitales más lindas de Europa. De hecho, el equipo argentino optó por no hacer actividad física el día previo al partido ya que no quisieron entrenar en la nieve. Irlanda sí entrenó y si bien eso no puede ser la diferencia, al menos condice con lo que explicaba Mario Ledesma después del partido.
“Creo que inconscientemente ya estábamos; habíamos jugado bien con Francia y naturalmente jugamos mejor en el último partido de la gira. Pero no es tan fácil; igual hay que empujar en el scrum, hay que tacklear y salir a jugar”.
Son muchas las preguntas que surgen de este partido. En realidad del año. Phelan dijo: “En la gira veníamos preparándonos bien; mejorando el juego de Italia a Francia. Acá no jugamos bien. No evolucionamos. Caímos en la irregularidad de no poder mantener el nivel. Los rivales fueron muy exigentes. Queríamos dar un paso adelante en el juego y no pudimos. Lo resumiría como una gira irregular, con cosas para mejorar y cosas para rescatar”.
El scrum no se impone como supo imponerse. El lineout sigue teniendo fallas, hubo pelotas torcidas y como plataforma de ataque no es aprovechada. El medioscrum sólo pasa la pelota y no ataca por sí solo sacándole presión al apertura. El apertura juega frontal y choca más de lo que pasa. Las salidas no son buenas. La tercera línea no tiene la presencia física para llevarse puesto a sus rivales. Sigue habiendo problemas de disciplina (13 penales es el promedio del equipo). Falta un segunda línea.
Esta es una lista de quien lo mira desde la tribuna. Seguramente, ya en Buenos Aires, sin la presión de preparar el equipo y haciendo los análisis necesarios, Phelan sabrá qué es lo que falta para que el año que viene, cuando se viaje al Mundial, Los Pumas puedan buscar el pasaje a cuartos de final. Ese es el mínimo requerimiento para un equipo que aunque no brilló desde Francia 2007, debería tener ahí su piso. Faltan 10 meses. Y mucho trabajo.
Por: Frankie Deges
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