Duendes està de fiesta. Se cumplen cincuenta años de la creación del club verde y negro. Una institución con mucha historia del rugby argentino.
Sobre todo en la segunda mitad de la década del 50 se da en el rugby de Rosario un fenómeno que nunca más se repitió: la creación de equipos que por distintas razones tuvieron una duración efímera. Los casos más conocidos en primera división son los de Saladillo (en 1954) o Los Troncos (1956). Pero vaya paradoja, en ese contexto del rugby rosarino también nació Duendes Rugby Club, institución que hoy celebra cincuenta años de vida.
A la hora de hablar de los orígenes de Duendes salen a la luz varias aristas. Una de las más fundadas dice que la institución es una escisión de Jockey Club y de Universitario; otra, quizás algo más romántica pero no por ello menos cierta, tiene que ver con la amistad de un grupo de jóvenes que al estar juntos todo el día deciden dejar los clubes donde estaban jugando para armar uno nuevo. De hecho, dentro de los fundadores del club hay varias parejas de hermanos.
La fecha oficial de la fundación del club es 27 de noviembre de 1956, mientras que el 11 de abril de 1957 se afilió a la Unión de Rugby de Rosario. Fueron socios fundadores de Duendes Osvaldo y Horacio Aletta de Sylvas, Jorge Benvenuto, Jorge Bordabehere, Raúl Damiani, Miguel Estévez, Julio y Luis Gindre, Miguel Paoletti, Alfredo Puccio, César y José Quijano, Rodolfo Raciatti, Alberto y Jorge Ruiz, Carlos y Enrique Soler y Guillermo y Juan Sugasti.
No obstante, varios de ellos, como por ejemplo Puccio, Estévez, Caballero y Damiani, a la hora de decidirse optaron por quedarse en Universitario, su club de origen.
Los colores representativos verde y negro fueron elegidos por votación y en las camisetas se utilizó el damero porque estaba de moda, destacándose la figura del Fantasma Benito dibujado por Lino Palacios del lado del corazón.
Tres años después de su afiliación a la URR, en 1960, Duendes cosechó su primer título local y a partir de entonces comenzó con una seguidilla de títulos. Así los Duendes de Rosario empezaron a hacerse conocer en el país, sobre todo en Buenos Aires.
La década del 60 fue tan prodiga en títulos que podría decirse sin temor que fueron los años dorados de los verdinegros. Formaron parte de esos planteles José Luis Imhoff, Juan Benzi y Eduardo España, jugadores a los que la historia les tenía reservado un lugar de privilegio: el de formar parte de Los Pumas ’65, aquel mítico equipo que fue una bisagra en el rugby argentino. Tras ellos vistieron la camiseta albiceleste muchísimos hombres más surgidos de la cantera verdinegra, que también dejaron bien parado el honor del rugby rosarino.
Por esos años, además de destacarse en el juego de quince hombres también lo hizo en el reducido. En 1963 se impuso en el seven organizado por la Unión Argentina de Rugby, convirtiéndose en el primer equipo del interior en lograrlo. Dos años más tarde, en 1965, repitió la hazaña venciendo en la final nada menos que a Atlético del Rosario, su eterno rival.
Tras la época dorada llegó la devacle. Los verdinegros apostaron todo a la primera división y se olvidaron de las inferiores. El tiempo siguió, invariablemente su camino, y al retirarse algunos jugadores emblemáticos tras el campeonato de 1972, el equipo se resintió.
La necesidad tiene cara de hereje y en Duendes se vieron obligados a pasar del virtuosismo al trabajo a destajo, adquiriendo un juego muy combativo que aún hoy es un sello distintivo.
Los años siguientes fueron muy duros, pero poco a poco se fueron organizando desde abajo. En los torneos siempre fue un permanente protagonista pero siempre quedaba cerca.
En 1992 comenzó a insinuar su poderío cuando ganó el Torneo Nacional de Clubes, que organizaba Tucumán Lawn Tennis, y lo reafirmó en 1993, cuando después de 12 años se reencontró con el título local.
A partir de ahí, los verdinegros no sólo continuaron siendo grandes animadores de los torneos locales y de las competencias nacionales, sino que varias veces coquetearon con la gloria. Sus vitrinas dan fe de ello. En juveniles ganó tres veces el Veco Villegas (1989, 1995 y 2002) y en primera división se adjudicó la Copa Quesada (1986) y la Copa Federal de Clubes (1996 y 1997), entre otros torneos.
También fue campeón del Torneo del Interior en 2003 y completó su firmamento con la obtención del torneo Nacional de Clubes en 2004, una estrella que lo signaba como mejor equipo de la Argentina.
Hoy, tras cincuenta años de vida, el verdinegro es la fiel muestra de la vigencia de una escuela de rugby. Es mística, es entrega, es sacrificio, es fanatismo. Es rugby. Es Duendes.
Por Pablo Mihal / La Capital