Duendes venció con total claridad al Jockey Club por 29-12 (4-0) y se adjudicó la 7ª edición del Torneo Regional del Litoral.
Duendes venció con total claridad al Jockey Club por 29-12 (4-0) y se adjudicó la 7ª edición del Torneo Regional del Litoral. El subcampeonato quedó en manos de Universitario (campeón 2005) que superó al Santa Fe RC por 25-19 (5-1). Los dos equipos del barrio Las Delicias, de Rosario, se aseguraron un lugar en el Nacional de Clubes 2007.
El triunfo de Duendes estuvo basado en un sólido trabajo de conjunto, que prácticamente no dejó grietas. Utilizó bien la pelota y supo aprovechar al máximo las oportunidades que gestó para sumar puntos. Jockey, pese a una enorme actitud, presentó batalla durante los 80 minutos, pero nunca pudo generar juego como para inquietar a Duendes que siempre tuvo la iniciativa, mostrando una concentración no muy habitual en nuestro rugby, sobre todo en partidos con gran carga de emotividad y por ende de responsabilidad, porque en definitiva se estaba jugando un título.
Desde el vamos se notó claramente la decisión de los verdinegros. Presión en todos los sectores, especialmente cerca de las formaciones y en el centro de la cancha para cortar el circuito creativo que pudieran generar Vergallo-Del Castillo.
Pero también fue claro que se quería construir a partir de la defensa, manejando criteriosamente las pelotas recuperadas. Y además a partir de una prolija obtención, comenzó a utilizar con orden la pelota sobre todo aquellas que venían del line. Con continuidad, buen control, usando todo el ancho de la cancha cuando pasó mitad, lastimó. Y mucho. Porque tuvo en Bianchi a un inspirado definidor que aprovechó las dos primeras oportunidades para poner un 10-0 merecido. Hasta pudo ser gestor del tercero, si daba el último pase a metros del ingoal rival.
Jockey no mostró ideas para salir del atolladero. El relevo de Vergallo (se dobló el tobillo, pero sin consecuencias serias) por Seba Preumayr no cambió la historia. Siguió cometiendo errores, desperdiciando situaciones en campo rival. Además se encontró con una muralla que no dejó huecos por donde pasar, porque Duendes adelantó bien su primera línea de tackle. Y cuando alguno insinuó quebrarla enseguida apareció la tercera línea o hasta el mismo Miralles como último recurso. El fullback, en más de una ocasión se vino con todo, con pelotas recuperadas, viendo bien los espacios por donde pasar.
Además los dirigidos por Conde-Ferraro tuvieron otra virtud: cuando pisaron las 22 contrarias volvieron con puntos. Y eso vale, y mucho en partidos de finales, porque terminan "presionando" psicológicamente al rival que no puede darse el lujo de perder metros.
En estos partidos con mucha carga anímica, los errores se sufren. Jockey hizo más y lo terminó sintiendo en su propio ingoal; Duendes -en el primer tiempo- falló una vez y Mario Spirandelli se zambulló bajo los palos, como para encender una luz de esperanza, que duró poco, porque el dueño de las acciones siguió siendo el local.
El complemento no varió demasiado. Se lo vio al Jockey mejorar la calidad de pelotas obtenidas, especialmente en la cola de la hilera, pero sin posibilidades de generar juego. No había demasiadas ideas, porque tampoco el rival dejaba espacios o tiempo para moverse o pensar. Sin profundidad, con errores de manejo, ganar metros fue casi un imposible.
La pelota cruzada de Giordano para la entrada por afuera de Miralles, le dio al "15" la ocasión para inscribir su nombre entre los tryman de la final. Fue casi el golpe de gracia. Fue el try que dio tranquilidad, para que la tribuna gritara cada vez más fuerte el…dale campeón..!!
Por momentos el juego se hizo desordenado y áspero, por la desesperación del Jockey; pero intentos sin ideas, no aportan demasiado. Solo el orgullo herido le permitió a verdiblanco llegar de nuevo al try, tras un movimiento controlado de sus delanteros que progresaron centímetro a centímetro hasta dejarlo a Manavella dentro del ingoal. Pero hasta allí llegaron los de Fisherton.
Duendes volvió a instalarse en terreno rival. Creció en el scrum y siguió facturando los errores del rival. El drop del "Pitu" fue algo así como el toque decorativo a la gran tarde del campeón. Una pincelada de buen gusto como para saborear el sorbo de una copa que ya estaba al alcance de la mano.
Después de varias frustraciones la hora de la vuelta olímpica llegó al "cincuentenario" club de nuestro rugby. Merecida por donde se la mire. Fue el mejor en la fase previa y demostró que el síndrome de las finales ya era cuestión del pasado, por eso también fue el mejor en la ronda decisiva. Este Duendes, con este sistema de tres finales o con el anterior -el que más nos gusta como espectadores- tenía que ser campeón. Estaba escrito.
Cancha: Duendes RC. barrio Las Delicias, Rosario
Arbitro: Victor Rabuffetti (Entre Ríos)
Duendes RC: Sodini, Chesta (Reyes) y Bordoy (Virgilio); C.Boffelli (cap) y Carroll; Gorosito (Corral), S.Boffelli y Basso; Gulino (Villalonga) y Mangiamelli; Martínez, Farré, Giordano y Bianchi; Miralles. Entrenadores: G.Conde – S.Ferraro
Jockey Club: Manavella (Laurino), Bosco y Ripani; Sapene y N.Carizza (P.Preumayr); C.Preumayr, Lascurain y L.Baetti; Vergallo (S.Preumayr) y F.del Castillo (cap); Marquard, G.Manavella, Amelong y M.Spirandelli; J.Baetti. Entrenadores: J.M.Lotti – D.Di Bernardo.
Primer tiempo:
10´ try Bianchi 5-0
20´ try Bianchi 10-0
32´ drop Giordano 13-0
37´ try M.Spirandelli, gol J.Baetti 13-7
40´ penal Miralles 16-7
Segundo tiempo:
13´ try y gol Miralles 23-7
30´ try F.Manavello 23-12
35´ penal Miralles 26-12
37´ drop Miralles 29-12
Autor: Carlos E.Bustos