En un mundo ovalado ideal, este mismo Campeonato Argentino que finalizó el sábado se jugaría como “trial” final para la conformación de los distintos seleccionados nacionales.
El torneo que arrancó en 1945, tres décadas antes que, por ejemplo, el NPC de Nueva Zelanda, era originalmente el cierre y broche de oro de la temporada. Al crecer la actividad de Los Pumas, el final del año encontraba al seleccionado de gira o a los mismos jugadores con el arrastre del cansancio de una larga temporada.
Luego, para aprovechar la presencia de los mejores rugbiers en los equipos provinciales, pasó a jugarse a principio de temporada. Esto le quitó la trascendencia de ser el torneo más importante del año. Difícilmente pueda serlo si finaliza en abril.
Más allá de que algunas camisetas provinciales son lo más parecido a un buzo antiflamas de la mejor escudería de la Fórmula Uno, un indicativo de la importancia relativa del Argentino lo da que por ejemplo en el campo de juego del Belgrano Athletic, para el arranque de la URBA, había tres pinturas en el campo. La empresa Póster debió cubrir sus mismas pinturas de una semana antes con un parche verde para la final. El que debería ser el partido más importante del año fuera de los que juegan los seleccionados nacionales.
Y si bien Belgrano Athletic es un escenario por demás emblemático y hasta bonito, no tiene gran capacidad. Habría unos cuatro mil espectadores; muchos no tenían las comodidades mínimas que un tícket de 20 pesos debería asegurar. Ni pensar en tener un equipo en el Súper Rugby.
En su momento llegó a elegirse al seleccionado justo después del Argentino y se anunciaba el plantel en el tercer tiempo. Todavía resuenan en los oídos de los selectores nacionales los abucheos cordobeses por la no selección del tercera línea Chevy Irazoqui a Los Pumas la noche de cierre del Argentino 1994 en Rosario. No se hizo más así.
Hoy el premio para quienes tuvieron un buen argentino no es directo. Con Los Pampas XV fuera de circulación y los integrantes del Plan de Alto Rendimiento nombrados en diciembre, lo que queda por delante es frugal para los jugadores con aspiraciones.
Poco importa acá si la URBA se alinea a los deseos de la UAR, si la Secretaría de Deportes de la Nación mete suficiente presión o si los presidentes de los clubes mandan esa carta ya escrita pidiendo dos meses de “mora” para permitir a los jugadores rentados jugar para sus clubes (con una renuncia temporal al dinero), tiempo que usarían para encontrar un consenso final.
Los jugadores quieren jugar y cuánto mejor juegan lo quieren hacer en el más alto nivel. ¿Qué pasará con los que se destacaron en este chato Argentino?
Los selectores nacionales le encargaron a los directores de los distintos centros regionales que preparen informes sobre los mejores jugadores (físico, técnico, proyección nacional e internacional y tiempo de desarrollo para llegar a ese nivel además de un video de 10 a 12 minutos con el jugador en acción con y sin pelota). Todo esto lo reunirá Rodolfo Ambrosio, a cargo de preparar el informe final.
Creen en la UAR que algunos de los que se destacaron en este Argentino recibirán una rápida invitación para sumarse, como invitados, a los Pladares. Si Los Pampas llegan a la final, regresarán a Argentina el 15 de mayo. El 20 estarán en Iguazú para el Sudamericano. Y después el largo viaje a Bucarest, Rumania, para la Nation’s Cup.
Entre el cansancio, los que “subirán” a Los Pumas para la preparación mundialista y los dos partidos con los Barbarians Franceses, y el pedido de la Subcomisión de Alto Rendimiento de darle mayor importancia al Seven que ingresa en su recta final hacia los Panamericanos de Guadalajara, se abrirán oportunidades para los que acaban de terminar el Argentino.
En una forma casi elíptica, los mejores seguirán llamando la atención y las puertas se les abrirán. Ya lo decíamos: en un mundo ideal, el Campeonato Argentino debería ser “el” torneo. Hoy no lo es.
Por: Frankie Deges
www.alrugby.com
