El inglés Jonny Wilkinson es con diferencia el jugador más mediático de su deporte, el auténtico ‘David Beckham’ del rugby.
El inglés Jonny Wilkinson es con diferencia el jugador más mediático de su deporte, el auténtico ‘David Beckham’ del rugby. Sin embargo, toda su aura de esplendor no le ha servido de nada para protegerse de la lacra de las lesiones, que no distinguen de clases a la hora de cebarse con alguien. El caso de ‘Wilko’ es casi inverosímil, pero él lo ha vivido en su propia piel con toda la crudeza desde que tocó el cielo el 22 de noviembre de 2003.
Aquel día, en Sydney, Wilkinson cobró el protagonismo absoluto de la final del Mundial ante el equipo anfitrión, Australia. Cuando sólo faltaban 26 segundos para la conclusión de la prórroga, ambas selecciones seguían empatadas a 17, pero entonces apareció el pie derecho de ‘Wilko’, su pie ‘malo’ para más inri, para conseguir el drop de la victoria (17-20). Inglaterra, país que inventó y desarrolló el rugby en el siglo XIX, no ganó su primer título mundial hasta esa aparición estelar de Jonny, cuya figura creció como la espuma tras ese Mundial, pues logró 15 de los 20 puntos ingleses de la final y se convirtió en el máximo anotador del campeonato con 113.
Obviamente, fue elegido en 2003 el mejor jugador del mundo Inglaterra ganó meses atrás el Seis Naciones con Grand Slam incluido, su cuenta corriente subió a los 8 millones de euros anuales una barbaridad en rugby y la Reina Isabel II le condecoró como Miembro del Imperio Británico. Con columna propia y bien pagada en el prestigioso diario ‘The Times’, Wilkinson era el nuevo héroe deportivo de Inglaterra, cuya selección de rugby les dio un alegrón comparable a la victoria del fútbol en 1966.
Sin embargo, después comenzó un vía crucis de lesiones tan cruel que aquella final es aún su último partido con Inglaterra. La lista es tan real como casi interminable: brazo, hombro, cuello, ingle, rodillas, riñón, apendicitis, hernia. Wilkinson llegó a pensar que no podría volver a jugar nunca más, pero su tenacidad le levantó una y otra vez. En los últimos tres meses apenas ha jugado 50 minutos con su equipo, los Newcastle Falcons, pero el nuevo seleccionador, Brian Ashton, le pondrá mañana como titular ante Escocia en el arranque del Seis Naciones porque le ve mejor que en 2003.
Está por ver, pero el impacto psicológico está asegurado en un equipo en horas bajas a sólo seis meses del Mundial de Francia-2007. Jonny reaparecerá tras perderse 30 partidos con Inglaterra, 18 saldados con derrota. Las ocho encajadas en los últimos nueve en un otoño humillante entre ellas la mayor afrenta recibida en casa, un 20-41 en Twickenham contra Nueva Zelanda le costó el cargo a Andy Robinson. El público ha llegado a abuchear a su selección.
En el rugby desde los 4 años, Jonny es un trabajador incansable en busca de la perfección. Medio apertura y excelso chutador, los Falcons le ficharon directamente del instituto a los 18 años. Unos meses después era el internacional inglés más joven desde Henry Laird (1927) y su magnífica puntería entre palos le convirtió ya a los 21 años como máximo anotador de la selección inglesa. Su media de puntos por encuentro es simplemente asombrosa: 15,71. En total, ahora suma 817 puntos en 52 partidos con Inglaterra. El último data del Mundial-2003. Mañana, exactamente 1.169 días después de su final, jugará el 53º. Inglaterra estará otra vez muy pendiente de él.
Fuente: Elmundodeportivo.com