Ya se nombraron los 20 planteles mundialistas y las ilusiones para centenares de rugbiers en todo el planeta llegaron a su fin. Para muchos, el sueño se convirtió en realidad y serán parte del grupo de 600 jugadores que tendrán ese honor, impresionante, de ser los actores fundamentales de un evento que promete ser inolvidable.
Veinte naciones estarán llegando a partir de la semana próxima a Nueva Zelanda, un país que excede los parámetros de belleza. Condensado en dos islas – con nombres poco creativos: la del Norte y la del Sur- de características disímiles, el visitante se encontrará con un país en el que la presencia de la Copa del Mundo es innegable. Habiendo tenido el privilegio de trabajar en los anteriores cuatro mundiales, descarto que éste es el que más fuerte tendrá el reconocimiento a lo que sucederá durante 45 días en torno a una pelota ovalada.
Ser anfitrión de un evento deportivo global es inherentemente un evento que genera perdida en el corto plazo. Bien organizado, el beneficio futuro es de gran relevancia. Se estimaba en 2010 que el torneo daría una pérdida de US$ 30 millones (dos tercios de esto cubierto por el Gobierno local, el otro tercio por la unión de rugby local). En contrapartida, se esperaba que el torneo generara ingresos adicionales de unos US$ 546 millones al margen de generar un espacio global en la comunicación sobre el país y sus bondades.
Quedará también como beneficio futuro del país los casi US$ 200 millones de inversión en mejorar las infraestructuras.
Cuando se piensa en el impacto económico que representa llevar el evento a ese alejado rincón del planeta, se comprende que es una enorme apuesta del International Rugby Board a la historia del mejor país de rugby en el mundo.
Rugby World Cup, brazo organizador del IRB para organizar este torneo, genera la plataforma de inversión y crecimiento del rugby. La ganancia neta del Mun-dial pasado en Francia fue de 122,4 millones de libras esterlinas (201 millones de dólares) que soportaron una amplia gama de iniciativas, incluyendo la distribución anual a uniones en membresía que asciende a £48 (US$ 79) millones anuales. De allí salen los dineros que anualmente aportan desde Dublín para el desarrollo del rugby de alto rendimiento en el país.
El apoyo de las empresas está y hay muchas de gran importancia a nivel mundial. A diferencia de torneos previos, en este Mundial se escalonaron los auspicios. Entre los socios globales están Heineken, Master-card, ANZ (entidad bancaria), DHL, Societé Generale y Emirates. Se sumó en las últimas horas Tag Heuer, la empresa de relojes. Luego están los auspiciantes oficiales: Land Rover, Microsoft, BlackBerry, Brancott Estate (vinos locales) y se agregan prove-edores oficiales como el estudio jurídico Russell McVeagh, la ropa deportiva Canterbury, Gilbert con las pelotas, Coca-Cola y Powerade en bebidas no alcohólicas, frutas Dole, KPMG para la contabilidad del torneo.
Claro que es difícil que el impacto económico equipare a lo que se puede generar en Europa o Japón, sede de los próximos dos Mundiales en 2015 (Inglaterra) y 2019. Entonces, en Nueva Zelanda será imposible abstraerse del Mundial. Es un país de fanáticos del rugby y de los All Blacks -“un estadio de cuatro millones” como plantearon desde un comienzo- y porque todo estará en función del Mundial. Esperan unos 80 mil visitantes de los cuales se especulaba que unos cuatro mil sean argentinos. Habrá en total 1.600.000 espectadores en los 48 partidos distribuidos en 12 sedes.
La audiencia global, más allá de que en casi todo el mundo haya que acostumbrarse a los raros horarios para ver el Mundial por televisión, está prevista en bastante más de cuatro billones de telespectadores en más de doscientos países. En la Argentina, ESPN y DirecTV tendrán la transmisión del Mundial.
Por caso, los cuatro partidos de Los Pumas requerirán para quienes quieran seguirlo desde Argentina de un importante ajuste. El debut contra Inglaterra será a las 5.30 (hora argentina), el partido contra Rumania será media hora después de la medianoche, el definitorio contra Escocia tiene su kick off a las 4.30 y el de mejor horario será a las 9 de la noche para el cierre del Grupo B contra Georgia.
Faltan pocos días. Crece la expectativa. Se viene el Mundial mas ovalado de la historia porque difícilmente vuelva a darse un torneo en un lugar donde el rugby ocupa el lugar que en Aotearoa (la tierra de la larga nube blanca) se le da. Será un Mundial fantástico.
Por: Frankie Deges
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