En un partido vibrante, el equipo marista venció 21-20 a Hindú y pasó a las semifinales, en las que jugará con el SIC el próximo fin de semana.
Nadie apostaba un peso por San Luis, salvo sus jugadores y entrenadores. El escollo para llegar a las semifinales era gigante, tan grande como ese inmenso elefante que lo identifica: Hindú. Pero la desigualdad teórica no llegó a la práctica, salvo en los primeros minutos del partido, cuando los de Don Torcuato se hicieron fuertes y monopolizaron la pelota. Gracias a una entrega pródiga en tackles y energía, San Luis hizo historia y engrandeció al trabajo en equipo. Lo que venga de ahora en más será un premio a ese esfuerzo.
La tarde de los maristas no arrancó bien. Luego de que Campodónico fallara el primer penal, Hindú tomó la iniciativa. Le llevó 14 minutos de juego continuado y progresión en ataque vulnerar el in-goal de San Luis. Lo consiguió gracias a una corrida -con amago incluido- de Mauro Estomba, tras una aceitada maniobra colectiva, y luego de recuperar una pelota que había perdido.
A San Luis, el letargo le duró 20 minutos. Ese tiempo le demandó enhebrar una jugada profunda, punzante, que se tradujo en try. Todo, gracias a la lucidez de Campodónico. Una patada suya al cajón encontró a Notti libre de marca, y con todos los defensores rivales fuera de lugar. Contra toda ortodoxia, el octavo dejó que la pelota picara, y recién después se zambulló sobre ella, para apoyar en el in-goal rival.
Aunque Hindú volvió a traccionar con sus forwards, ya no le resultó tan fácil ganar metros. San Luis fue un canto a la energía y los tackles. Jugador de Hindú que corría, jugador que era tumbado. Pero a seis minutos del descanso, Escobio encontró un hueco por la derecha luego de otra precisa jugada en ataque que incluyó la participación de Bosch y Estomba. El entretiempo vio a Hindú arriba en el marcador (12-8).
Perdido por perdido, San Luis agotó sus baterías en la segunda etapa. Sabía que el guión del partido debía cambiar, y que para lograrlo tenía que ser más cuidadoso con la pelota. Jugar corto y preciso. Campodónico pudo acercar a los suyos a los cuatro minutos (penal) y a los siete (drop), pero falló ambos intentos. Hasta que a los quince minutos Barbier encontró una grieta en la muralla defensiva de Hindú y se filtró por el medio de los palos. La conquista fue el cenit de treinta minutos en los que San Luis fue absoluto dominador de las acciones. Campodónico, con un drop y un penal, certificó el avance en el marcador de su equipo, que quedó al frente 21-15 porque Escobio descontó con un penal.
Esa diferencia le jugó en contra a San Luis. Le pesaba estar ganándole a Hindú. Los de Don Torcuato tomaron nota y fueron pacientes. A cinco del final, Gauthier vulneró el in-goal rival. Escobio tenía que convertir para poner a su equipo al frente. Pero la naturaleza jugó para los débiles, y su remate dio en un poste. San Luis defendió el punto de ventaja con el alma. El pasaje a las semifinales fue la mejor manera de celebrar su cincuentenario.
Aramburú se retiró lesionado El ala de San Luis sufrió un esguince de rodilla que condiciona su participación ante el SIC, en semifinales.
“ERAMOS LOS PEORES”
“Hindú era el equipo favorito y nosotros éramos los peores, pero demostramos que con el esfuerzo de la semana y con un grupo de 30 jugadores que entrena duro, sumados a la defensa y a la sangre que pusimos pudimos ganar”, reflexionó Juan Campodónico, autor de 11 puntos de San Luis. Y agregó: “En el segundo tiempo jugamos a tener la pelota y no dársela a Hindú. El triunfo es una alegría inmensa”.
Por Melisa Artola (canchallena.com)
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