Mdiante el control que alcanzó durante el primer capítulo, el SIC sacó la ventaja que le permitió imponerse en el debut frente a Marista; aunque recibió dos tries, la defensa del equipo sanisidrense lo mantuvo a salvo
No es sencillo mostrarse íntegro cuando el momento está dominado por la reconstrucción, tanto en el juego como en la fisonomía del equipo. En las competencias locales, ambas con similar cantidad de capítulos desarrollados, se los vio con cierta irregularidad, producto de la búsqueda de la personalidad en la que están inmersos. Ese presente algo difuso y las alineaciones presentadas -con varias ausencias de los dos lados-, los dos daban a priori un panorama con pocas certezas; entonces, se presumía que el choque entre el SIC y Marista, en el estreno del único torneo federal de clubes, no iba a caracterizarse por la brillantez. Esa perspectiva se cumplió, aunque el mejor rédito se lo llevó el defensor del título, al imponerse por 14-10, éxito que lo dejó segundo en la complicada Zona 2.
Si bien terminó encerrado en su campo, resistiendo a las zozobras, el conjunto sanisidrense hizo su negocio durante el primer tiempo, segmento en el cual alcanzó una supremacía en cuanto a la presencia territorial -no pasó apremios- y a la calidad de posesión. Con esos argumentos, le alcanzó para sacar una ventaja que, en el balance general, adquirió validez. Luego de un scrum, formación que siempre le otorga confianza, Cilley ensayó un cruce falso en el centro de la cancha -con Freixas y Meyrelles-, para proyectar a Tinari de frente a la única conquista de los anfitriones.
La permanencia en territorio ajeno le posibilitó al SIC disponer de ciertas facilidades, pero ninguna aproximación resultó demasiado clara y precisa. De todas maneras, como su adversario apenas se ocupaba de proteger su in-goal y porque se reprimió cuando quedó con un hombre de menos (amonestaron a Labrador), tampoco necesitó demasiado para estar a resguardo. Un drop de Cilley le permitió ganar el parcial por un poco expresivo 8-0.
La falta de justeza de los Curas también se reflejó en las ocasiones desperdiciadas por los pateadores; Ramos no acertó dos penales factibles, y D Elía tampoco aportó puntería en el try de Pincolini y en el de Patricio Sánchez. En resumen, 10 tantos no concretados que en el balance pesan. Los mendocinos marcaron dos veces, en el segundo período se acercaron a la zona de peligro con mayor convicción, pero nunca encontraron solución al sistema defensivo del SIC -flotante- y en ese laberinto fallaron un par de veces en el último pase, cuando estaban muy cerca de apoyar. Esa incapacidad de resolución los privó de poner de rodillas al campeón.
Igualmente, por lo que explicó Gastón Nasazzi, los maristas quedaron satisfechos: "Estamos conformes por lo que hicimos. Nosotros no andábamos bien y venimos a jugar bien y a ganar, pero bueno, nos vamos bien porque jugamos bien", fue el consuelo para el experimentado líder cuyano.
Las limitaciones de los Zanjeros, según Lalanne
"En términos generales, creo que anduvimos bien. Se nos está complicando la limpieza de los rucks, y al no poder darle dinámica al juego y no sacar la pelota rápido, facilitamos la tarea defensiva de nuestros rivales y los ataques son más lentos", fue el análisis del N° 9 del SIC, Alfredo Lalanne.
Por Santiago Roccetti (La Nación)