El 2011 será otro año más para recordar para Duendes. El club que hizo famoso al humilde barrio Las Delicias, una zona donde se cultivaba y que dio pie el mote de Verduleros a la gente de Duendes, seguramente celebrará antes de fin de año la obtención del Nacional de Clubes pero también el bicampeonato del Litoral.
El fanatismo con el cual viven el rugby en Duendes hace que cada año sea de crecimiento. Lo producido en cuanto al juego sobre finales de 2009 y que se estiró hasta finales de 2010 hacía que el Verdinegro debía dar algo más para poder revalidar no sólo los títulos, sino transformarse en el equipo con mejor propuesta de rugby, además de plasmarla en el campo de juego.
Pero para este año tenía que sobreponerse a dos grandes ausencias: el retiro de Pablo Bouza y la convocatoria de Juan Imhoff a los distintos seleccionados nacionales. Aunque Imhoff antes de partir con Los Pumas a Pensacola, ya recuperado de la hepatitis que sufrió al regresar de Sudáfrica, jugó un sólo partido, en Santa Fe ante CRAI el 18 de junio con victoria verdinegra por 25 a 16.
Ante las ausencias, la cantera fue la rueda de auxilio. Además se consolidaron en primera Guillermo Imhoff como pilar izquierdo, Juan Manuel Prieto y Walter Alderete alternaron como hookers, Guido Randisi regresó después de un año por lesión y cumplió con creces su primera temporada como pilar derecho, Federico Alloggio se apoderó de la camiseta número 5, Ignacio Fantín, Jerónimo de la Fuente, Andrés Amelong y Hernán Resta -en su debut en primera división- le dieron el aire necesario para que el equipo tuviera recambio en puestos claves. La aparición de Pedro Imhoff como medio scrum hizo que junto a Pedro Escalante, número nueve titular, tuvieran que compartir la responsabilidad de conducir al equipo.
La efectividad de Mateo Escalante fue un punto muy importante para repetir en el Litoral, llegar a la final del Interior y ganar el Nacional de Clubes. El apertura fue figura ante SIC y Tablada. El Muñe, apodo familiar para el menor de los hijos de Javier Escalante, cuando más presión tuvo mejor jugó.
Antes del comienzo de la ronda final del Litoral regresó de Italia el pilar Santiago Sodini. Y junto al Pato se incorporó el experimentado tercera línea Nicolás Galatro. Ambos le aportaron un plus de experiencia, sacrificio y talento que fueron vitales para poder estar a la altura de las circunstancias.
Por último, el equipo conducido por Gastón Conde, Camilo Boffelli, Fernando Bilbao y Hugo Céspedes tuvo en cancha un capitán que con pocas palabras pero con mucho ejemplo demostró ser el líder que Duendes necesitaba para cumplir con una temporada de sueños: Maximiliano Nannini, quien a comienzos de año fue campeón con Los Pampas XV, regresó al club de sus amores para cumplir su sueño de capitanear al Verdinegro.
Duendes, para tener este final de temporada, pasó por momentos difíciles: por el Litoral el 21 de mayo perdió el invicto de 18 partidos ante GER, aunque semanas más tarde se tomaba revancha y goleaba al Mensana 50 a 6. Perder el clásico ante Jockey el 28 de agosto también fue un duro golpe pero con trabajo y sacrificio el conjunto de Las Delicias pudo salir adelante y en la final ante su eterno rival sacó a relucir la chapa de equipo grande jugando la final como si fuera el último partido de la historia. En la post temporada sucedió lo mismo, pues de local cayó ante La Tablada en la final del Interior pero en la final de las finales se tomó revancha y se consagró como el mejor equipo de rugby del país. Ante su gente dio vuelta el resultado y derrotó a los cordobeses. Lo que se dice un año perfecto.
Por: Lisandro Olearo
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